Penélope Cruz, de chica de Alcobendas a exquisita estrella
En la noche de los Globos de Oro, pasada por agua y sin premio para la madrileña, Pe lució sobria y elegante, enfundada en un ceñido traje negro de alta costura de Giorgio Armani / REUTERS
Actualizado Domingo , 24-01-10 a las 02 : 05
Qué difícil resulta a estas alturas hablar de Penélope Cruz. No sé si queda algo nuevo por decir.
Sobre su elegancia, su belleza, sus dotes como actriz, sus novios, su carrera, su familia, sus casas, sus viajes…creo que se ha dicho todo o casi todo, verdadero o falso, real o inventado…como cuando se habla de un mito lejano o de una leyenda de la que cada uno de nosotros tiene su propia y particular versión.
Yo también tengo la mía…y claro, tiene que ver con su forma de vestir, con su aspecto, con su gestualidad y su apariencia…Y con eso que vagamente denominamos Estilo y que es tan subjetivo que resulta tan difícil de expresar como de definir como de tan siquiera tener (si es que acaso existe).
No voy a describir ahora sus apariciones mediáticas, ni sus trajes más conocidos, ni tan siquiera citar las marcas que, gracias a ella, han logrado un impacto global…no voy a hablar de sus bolsos, de su corte de pelo, de su maquillaje, de su manicura, o de sus pestañas, postizas o naturales. No. Voy a hablar de la constancia, la disciplina, la inteligencia y el trabajo duro del día a día.
Siempre he defendido que el Estilo, la elegancia, el refinamiento, llámese como se quiera, puede aprenderse, cultivarse y desarrollarse: por lo tanto requiere aplicación y constancia, y un gran nivel de autoexigencia y ganas de ser la mejor.
Sobre unos cimientos naturales formidables, Penélope ha construido el más bello y sugerente de los edificios, y es la más sorprendente demostración de que una normal chica de Alcobendas (como ella misma se definió) puede transformase en una exquisita estrella de Hollywood a base de esfuerzo y motivación.
Desde las camisetas mojadas de "Jamón Jamón" a las elaboradas creaciones de Dior hay un largo recorrido de humildad, aprendizaje, algunos errores y pruebas de fuego que ha superado con creces.
Hoy Penélope es un ejemplo para millones de mujeres de todo el mundo: por supuesto del exquisito y perfecto resultado final pero sobre todo y por encima de todo lo demás del impecable proceso para llegar hasta él.

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