Asi vivió Francisco Pérez Gandul la inolvidable noche en que su cuerda de presos -«Celda 211» (Lengua de Trapo)- derrotó a la Grecia clásica

Cubierta de la novela «Celda 211», de Pérez Gandul, publicada por la editorial Lengua de Trapo /ABC
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Miércoles
, 17-02-10 a las 18
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Francisco Pérez Gandul, desde su mesa camilla de provincias, construyó en cabezas de roca la efigie de Goya con pelo real y excavó con cuchara cada noche en su rejilla literaria una novela que arrasó en los Goya: “Celda 211”. Como el Hombre sin Nombre, Clint Eastwood, Paco Pérez peregrinó con su obra por las rejillas de ventilación hacia arriba para salir triunfador por las chimeneas del tejado de la Academia de Cine, que ni siquiera tuvo la deferencia de invitarle a la ceremonia. Paco Pérez contempló su victoria desde la balsa salvavidas en la que huyó Eastwood. He aquí la fuga de Alcatraz de uno de los nuestros…
-…Y al final le tocó la lotería, acabada en 211.
-…No, no, a mi me tocó la lotería cuando me descubrieron una bomba de relojeria en el corazón cinco minutos antes de que explotara. Al lado de ese "Gordo", lo de Celda 211 no deja de ser una pedrea. Además, yo no he visto todavía un euro, espero que no le estén transfiriendo el dinero a su cuenta.
-Acabo de hablar con mi banquero suizo y “ni un leuro”. Por cierto, dígame, ¿cómo se vive este apoteósico triunfo ante la Grecia clásica desde una humilde celda sevillana?
-Divertido. Yo soy periodista. Conté una historia y se llevó al cine. Novela y pelicula han desbordado todas las previsiones y la señal de "hasta aquí llegó la inundación" cada día sitúa el azulejo recordatorio más alto. Como además no vivo de esto, pues todo es un añadido gratificante. Me hablaba antes de lotería y resulta que es un aguinaldo.
-¿Y "agora" qué está rumiando su prodigiosa cabecita creadora?
-Lo más inmediato, inventarme cuatro versiones distintas para preguntas parecidas, que tan importante es ser sincero como original, y cuando se haga la paz seguiré trabajando sobre una novela con trasfondo financiero, un mundo en el que como usted sabe también abundan los malamadres.
-¿Le dolió no haber sido invitado a la ceremonia de los Goya?
-Doler no porque tenía puestas las espinilleras desde hace tiempo, que no sabe usted cómo se las gastan algunos en el mundo del cine, ríase del enjambre del Periodismo, pero lamenté la falta de cortesía de la Academia, si fue ella, o de las productoras, si tuvieron que ver, porque estar en el origen de 16 nominaciones de Goya creo que daba derecho a presenciar el final, no como oyente, que yo gasto sordera severa, sino como protagonista en la sombra, sin los focos del escenario.
-Luis Tosar, cuando ya era lunes casi al sol de la madrugada, le nombró, y luego el director de la película Daniel Monzón para subrayar que sin su novela no habrían podido hacer una película como Celda 211. ¿Le emocionó que Tosar dijera que Malamadre nació para interpretarlo él? ¿Y de la productora…?
-La generosidad de Luis Tosar, que fue el primero que me nombró, y de Daniel Monzón, para fastidio de muchos, puso la novela en el lugar que le correspondía. Me arrebataron el corazón. De los productores no he tenido noticias, deben andar muy ocupados con los datos de la taquilla.
-¿Y del Ministerio? Tal vez ese injusto "ninguneo" de no invitarle a los Goya se deba a que usted no es "de los de la ceja"?
-No pertenezco a clan alguno, ni de la ceja, ni de la barba, ni de las barretinas ni de las muñeiras ni del arrastre de bueyes, tampoco mi creación está subvencionada, pero no creo que sea por esto, porque nadie habló conmigo para saber cómo me gustan las cejas. A mi, la verdad, depiladas, y si detrás está Charlize Theron, por ejemplo, pues mejor.
-Permítame que depile aún más la ceja. Escribe hoy Antonio Burgos en ABC que como usted “no es de los intelectuales orgánicos del pesebe, de los que van de progres Visa Platino por Madrid, de los escritores exquisitos que se proclaman de izquierdas pero son socialistas de derechas que viven como un marqués, pues no le invitaron”. ¡Allá ellos!
-Antonio Burgos, además de compañero, es una pluma privilegiada del periodismo andaluz y radiografía perfectamente mi falta de pertenencia a cualquier pesebre y mi orgullo por ser un escritor de provincias. ¿Pero hay algo más bonito que serlo y conquistar la capital y el mundo entero? Le faltó decir, si acaso, que hay quien cree que en Andalucía todo está en almoneda y que por cuatro cuartos se pueden comprar firmas y voluntades. Fíjese, a nosotros, que andamos por la Segunda Modernización sin haber empezado la primera.
-¿Cómo vivió desde su silloncito de provincias el partido de los Goya, o tal vez vio la ceremonia del “pupas” Atleti 2 Barça “estrellado” 1?
-Pues no veía el partido porque no tenía canal de pago donde estaba, pero es que además debía escribir mi colaboración semanal en el especial de Deportes de ABC de Sevilla, con lo que la gala no la vi, me la iban retransmitiendo. Sonido, Mejor Actor de Reparto, Mejor Actor, Mejor director y yo tratando de concentrarme para escribir de las gestas de los tuercebotas.
-¿Y si hubiera jugado el Betis “manquepierda” a la misma hora?
-¡Hombre!, no hay duda en la elección. Ni Buenafuente tiene la capacidad de sorpresa del Betis. Es capaz de lo mejor y de lo peor, su gente tiene la gracia tatuada en el alma y ahora, además, lo está pasando canutas y necesita el apoyo de todos para conseguir que el año próximo vuelva a Primera y así poder disfrutar de nuestros derbis sevillanos, de esos Sevilla-Betis que son como trufas blancas, pura exquisitez de pasión futbolística.
-Por cierto, ¿su novelista(s)-guionista(s) favorito?
-Guionista, español, está claro, Jorge Guerricaechevarría. Novelista estoy pensando que lo mismo quedaría bien citando a Joyce o a Arthur Miller, pero la verdad es que no he pasado nunca de cuatro páginas de sus libros, así que la verdad es que admiro a gente como Arturo Pérez Reverte, un escritor que en cualquier otro país sería idolatrado por crítica y público y que aquí sólo es mimado por los lectores. Es lo que ocurre cuando huyes de los clanes, sobre todo de "El clan de los osos cavernarios". La libertad se paga, así que mejor me quedo en la Celda 211.

