La ex novia de Francisco Rivera cierra las puertas a una posible reconciliación y habla de su relación como un «bonito cuento»

Actualizado
Miércoles
, 21-04-10 a las 12
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Durante todo el tiempo que duró su relación con Francisco Rivera, ella se mantuvo en un segundo plano muy discreto. Hasta ahora. Quienes pensaran que Cecilia Gómez se había apartado de las portadas del «cuore» al terminar con el diestro, se despertarán hoy con la sorpresa de verla ofrecer su primera exclusiva.
La revista escogida es «¡Hola!» y en el interior Cecilia se sincera en una entrevista, desvela los interrogantes sobre su relación con el diestro y su inesperada ruptura. A este respecto, Cecilia se muestra muy segura: «No hay reconciliación. Francisco es un capítulo cerrado en mi vida».
A lo largo de la entrevista, Cecilia confiesa que lo que ha vivido con Francisco «ha sido como un bonito cuento. Hay un antes y un después».
Cecilia, era una chica anónima hasta que el torero se cruzó en su vida. Su primera conversación giró en torno a la duquesa de Alba. Por entonces, Francisco Rivera salía con Elisabeth Reyes y Cecilia era la primera bailarina de Sara Baras. Surgió el flechazo («De Francisco me enamoró su persona, cómo es él», dice en la revista) y de la noche a la mañana, la bailaora se convirtió en una de las mujeres más perseguidas por los «paparazzi». «Me pareció un chico encantador, pero tardamos en coincidir. Si fue un flechazo, eso me lo guardo... pero sí me gustó», reconoce. Viajaron juntos, se presentaron en familia, se volcaron con sus profesiones, pero el amor se les terminó tan repentinamente como les llegó. Asegura que la separación no ha afectado su relación con la Duquesa de Alba, a la que guarda un enorme cariño, y que siempre estará para lo que necesite Cayetana, la hija que Francisco tuvo con Eugenia Martínez de Irujo: «Es una niña cariñosa, inteligente, edicadísima».
Y ahora Cecilia se decide a hablar sobre la historia que le trajo amor y fama. «Han sido nueve bonitos meses», subraya Cecilia, «y me quedo con un bello recuerdo. No me arrepiento de nada. Merceió la pena, para lo bueno y para lo malo».