Alemania y Francia se muestran reticentes a dar el dinero a los griegos si a cambio no reciben un plan detallado de recortes de gasto creíble
Actualizado
Lunes
, 26-04-10 a las 18
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La situación de Grecia, lejos de solucionarse después de que los países de la Eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI) autorizaran préstamos por importe de 45.000 millones de euros, no deja de complicarse. Alemania y Francia se han mostrado reticentes ayer y hoy a dar el dinero a los griegos si a cambio no reciben un plan detallado de recortes de gasto creíble, tal y como ha asegurado esta mañana el titular germano de Exteriores, Guido Westerwelle. “No es posible que convirtamos a los contribuyentes europeos en responsables del mal comportamiento de algunos países”, ha sentenciado el ministro alemán.
La rigidez de Alemania puede tener su origen en que, además de ser el principal contribuyente al crédito a Alemania ya que aportará 8.400 millones de euros, tiene elecciones regionales el 9 de mayo, lo que ha provocado ya entre otras cosas que dentro de uno de los partidos de la coalición que gobierna el país este fin de semana se oyeran voces pidiendo la salida del euro de los países que no cumplan, en referencia a Grecia.
Desde Francia su titular de Economía, Christine Lagarde, ha asegurado que si bien hay que ser solidarios con Grecia no hay que ser complacientes, a lo que ha añadido que tiene que haber mecanismos de control fiables para que no se caiga en un pozo sin fondo.
Frente a las reticencias de Alemania y en menor medida de Francia Italia, a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, ha dicho esta mañana que “no debería haber ninguna duda ya que si la casa común, la Eurozona, está en dificultades, debemos sujetar los muros porque nosotros estamos también dentro de la casa”.
Por parte española se ha sostenido que se acelerarán los trámites para poner cuanto antes a disposición del Banco Central Europeo los 3.700 millones de euros que le corresponden a nuestro país en función de su cuota en la participación del capital del BCE.
Mientras todo este rifirrafe de declaraciones políticas se sucede los mercados, que continúan implacables, están castigando de nuevo a Grecia ya que obligan a este país a pagar por las obligaciones a 10 años un interés de hasta el 9%, lo que dispara la diferencia con la referencia del bono alemán hasta los 636 puntos básicos, frente a los 561 del pasado viernes, en una clara muestra de que hasta que el dinero de los préstamos no lleguen a Atenas no se calmarán las aguas.
