Publicado
Domingo
, 23-05-10 a las 08
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Sevilla está amonteseirinada, ¿quién la desamonteseirinará? El desamonteseirinador que la desamonteseirinice, buen desamonteseirinizador será. Ojo al trabalenguas que encierra la clave de las próximas municipales.
El alcalde se ha convertido en un problema para su propio partido. Hasta ahora restaba valor a la marca, con el tiempo va camino de acabar con ella. Es un producto caducado en una vitrina política excepcional como la alcaldía de Sevilla. En el PSOE lo saben, y temen el próximo rajeo de la lira de Monteseirín porque no hay posibilidad de quitarle el mechero a menos que le den lo que pida. El inexplicable viaje a Turquía ha encendido... todas las alarmas. Con el enemigo en casa la «operación Espadas in péctore» corre riesgos. «Fuego amigo» le llaman en la guerra.
Ya no son pocos los que piensan que la estrategia debe ser desmarcarse cuanto más mejor de Monteseirín, renegar del pasado y presentarse ante el electorado como una alternativa a esa forma de hacer política. En una nueva pirueta de la máquina de ganar elecciones —Griñán dixit— el padre del virus va a presentar muy pronto la vacuna que promete desactivarlo. El péndulo se va a poner en marcha para que los sevillanos, con los ojos como Marujita Díaz, olviden en un año diez. Habrá que ver.
Nos van a vender que Monteseirín es una marca blanca, que va por libre, que ha cambiado tanto en los últimos años hasta ser una mala copia asiática que afecta al glamour de la marca PSOE. Y volveremos a escuchar eso de que el alcalde ha sido víctima de malas compañías, los fieles escuderos que, como Marchena, el partido situará, por supuesto, en la derecha más rancia de Sevilla.
Con el desmarque, la herencia política de Monteseirín quedaría en manos de su socio, el otro dolor de cabeza en la estrategia del PSOE. ¿Cómo desvincularse del vicepresidente de Mercasevilla para evitar que digan que votar al PSOE es votar a Torrijos? Bienvenidos al teatro de las rencillas que riman con mentirijillas.
No sé que le será más difícil al PSOE, desmarcarse de uno u otro socio a sabiendas de que en 2011 tendrían que volver a pactar. Porque bien podía haber empezado este artículo con «Sevilla está atorrijada», pero eso ya lo sabíamos desde hace tiempo.