Columnas

sol921

Columnas / COMENTARIOS REALES

Sherlock González-Barba

Andrés González-Barba nos propone a un lector de Conan Doyle que no se resigna a la desaparición de Holmes

Día 04/07/2010 - 08.37h
Redacto este artículo desde Elda (Alicante), adonde he venido para impartir un taller sobre literatura policial, y desde aquí deseo celebrar la publicación de «Los diarios de Regent Street» (Paréntesis, 2010), primera novela de Andrés González-Barba, desde ahora miembro de la cofradía de creadores de detectives razonadores, gracias a Robert Stevens, holmesiano delirante y pelín Alonso Quijano.
«Los diarios de Regent Street» pertenece al linaje de la llamada novela detectivesca, para diferenciarla de la novela negra o criminal, pues los refinados detectives razonadores ejercen la fuerza de la razón, mientras que los duros detectives de novela negra aplican la razón de la fuerza. No digo que unos sean mejores que otros (Sam Spade y Philip Marlowe son estupendos personajes), aunque en materia de gustos sí que me decanto por los continuadores de Auguste Dupin, el detective creado por Edgar Allan Poe y del cual descienden el Sargento Cuff (Wilkie Collins), Monsieur Lecoq (Emile Gaboriau), Van Dusen (Jacques Futrelle), el Padre Brown (G.K. Chesterton), Hércules Poirot (Agatha Christie), Ellery Queen (Lee & Danay), Maigret (Georges Simenon), Isidro Parodi (Borges & Bioy Casares) y —por supuesto— Sherlock Holmes (Arthur Conan Doyle).
La enumeración anterior era imprescindible para poder aquilatar el doble esfuerzo de Andrés González-Barba. A saber, por reivindicar esa tradición literaria y por atreverse a resolver una serie de casos como mandan los cánones de la tradición que ha elegido. Es decir, razonando, infiriendo y deduciendo, en lugar de repartir guantadas, balazos y soplamocos. El auténtico detective literario resuelve y dilucida los misterios a través de la inteligencia y de una serie de enrevesadas operaciones intelectuales, que en aras de la emulación y el homenaje impelen a los escritores a crear detectives cada vez más razonadores y cada vez menos implicados en las pesquisas policiales. Por eso Max Carrados es un detective ciego, Miss Marple una adorable ancianita, Ellery Queen un egresado de Harvard que ayuda a su padre comisario e Isidro Parodi un peluquero preso que resuelve los casos desde su celda. Andrés González-Barba ha recogido el guante de la tradición y nos propone a un lector de Conan Doyle que no se resigna a la desaparición de Holmes en las cataratas de Reichenbach, como un Alonso Quijano enloquecido por la lectura de las novelas policiales.
Me encanta cuando mis amigos y compañeros de fatigas culturales me sorprenden con nuevos libros y por eso celebro las novelas de Eva Díaz Pérez, los relatos de Alejandro Luque, las recopilaciones de entrevistas de Alfredo Valenzuela, los éxitos literarios de Paco Pérez Gandul y ahora esta ópera prima de Andrés González-Barba, que seguro habrá escrito entre gallos y medianoche, poseído de ilusión y entusiasmo.
Mil gracias, Sir Arthur, por Sherlock González-Barba.
Búsquedas relacionadas
  • Compartir
  • mas
  • Imprimir
publicidad
Lo ?ltimo...

Copyright © ABC Periódico Electrónico S.L.U.