Antonio Ruiz: «Queremos oportunidades y autonomía para nuestros hijos»

Autismo Córdoba cumple 25 años e inicia este aniversario con una junta directiva renovada que comparte misión: velar por el futuro del colectivo

La asociación Autismo Córdoba afronta una nueva etapa. Su junta directiva, encabezada por Antonio Ruiz, se estrena en un año especial: el 25 aniversario de la entidad, un cuarto de siglo atendiendo a familias con miembros que tienen algún Trastorno del Espectro Autista. Son unas 300 familias las que reciben sus servicios, que atienden fundamentalmente a la estimulación de capacidades y búsqueda del potencial de cada usuario. Esto son, en suma, numerosas personas al amparo de una asociación que se propone luchar por mejorar las condiciones en que el colectivo autista se integra en todos los aspectos de la sociedad.

—La situación de confinamiento afecta en especial a las personas autistas, ¿Cómo lo aborda la entidad?

—Trabajamos para ofrecer apoyo a distancia, con los terapeutas disponibles y en continuo contacto con las familias pero es muy complejo conseguir que una persona con autismo esté horas pegada a una pantalla. Además, estar encerrados en casa les afecta más, rompen su rutina, entran en la inseguridad y muchos llegan a tener conductas agresivas porque no logran adaptarse. En este sentido, ha sigo un gran alivio que se les permitiera salir a la calle, a pesar de que han tenido que soportar las críticas de vecinos por su incomprensión.

—¿Esta incomprensión se traslada a otros ámbitos y momentos cotidianos?

—Así es. Existen prejuicios hacia las personas que consideran que otro se comportan de manera «rara» y en el caso de las personas autistas o con altas capacidades, como trastornos que no tienen signos visibles, lo primero es tacharlos como raros. Hay que trabajar para eliminar los prejuicios en todos los ámbitos de la sociedad. También en éste.

—La campaña por el Día Mundial del Autismo este año es «Puedo aprender, puedo trabajar», ¿Qué quiere decir a la sociedad?

—Habla de ese mensaje de inclusión, de que las personas con autismo pueden desarrollar otras capacidades aptas para el mundo educativo y laboral. Queremos que nuestros hijos el día de mañana sean autónomos y para eso necesitan oportunidades en las aulas y en el mercado laboral

—¿Cuáles son las mayores trabas para esa autonomía?

—En escolarización, por ejemplo, se ha mejorado pero aún se necesita mucha comprensión y más personal de apoyo. Las aulas específicas en niveles superiores de los institutos son mínimas. Los niños van avanzando en cursos y cuando llegan al final se encuentran sin esa ayuda. La otra gran traba está en el mundo laboral. Se estima que más del 90 por ciento de las personas con TEA están desempleadas. Aquí creo que está el gran problema de comprensión. Una persona con autismo se puede formar para un trabajo y desempeñarlo correctamente pero si solo miran una mayor productividad, nunca se logrará la inclusión.

—¿Cuáles son los retos proyectos de la nueva junta directiva?

—Lo que nos mueve es el mismo propósito: que el día de mañana, todas las personas con autismo tengan un futuro, porque eso es lo que queremos todas las familias, que nuestros hijos con TEA tengan que estar de por vida al amparo de otra persona. Vamos a trabajar para que cada persona descubra sus capacidades y las potencie, que se le ofrezcan oportunidades y que consiga una trayectoria de realización como personas en las mismas condiciones que el resto.

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