Miguel Aguirre (Fundación Bangassou): “Mi hermano evangeliza dignificando la vida de las personas”

El religioso cordobés Juan José Aguirre, obispo de la diócesis de Bangassou (República Centroafricana, RCA) lleva 40 años mejorando la vida de una de las regiones más pobres del mundo mediante proyectos educativos, sanitarios y de mejora de las comunicaciones.

“Quedaos tranquilos, que Dios aprieta pero no ahoga”. Así tranquilizaba a su familia esta semana el religioso cordobés Juan José Aguirre, obispo de la diócesis de Bangassou (República Centroafricana, RCA) tras la toma de la ciudad por grupos armados rebeldes. Este año se cumplen 40 de su llegada a la sede episcopal desde donde se dedica en cuerpo y alma a sembrar esperanza a más de 250.000 personas levantando escuelas, orfanato y dotando de recursos sanitarios, alimenticios y logísticos “incluso sentándose a mediar con mercenarios si hace falta”. Su hermano Miguel dirige desde Córdoba la Fundación Bangassou a través de la que se canaliza la ayuda material, económica y humana que viene a suplir la inexistencia de servicios sociales de la diócesis del sexto país más pobre del mundo.

-  La misión de mantenimiento de paz en la RCA de la ONU (Minusca) ha tenido que intervenir en Bangassou el pasado 3 de enero por el ataque de grupos armados a la ciudad. Monseñor Aguirre habla de “calma tensa”.

Mi hermano sabe que los ciudadanos viven siempre con la sombra de la violencia porque de forma cíclica saltan conflictos armados porque es la puerta de entrada al Congo, el país más rico en recursos naturales del mundo.

En la madrugada del 4 al 5 de enero explotó el conflicto que se veía venir desde la pasada convocatoria de elecciones. Mercenarios tomaron Bangassou y mi hermano tuvo que llevarse a la catedral de San Pedro a los 30 niños del orfanato, se han cerrado las escuelas y paralizado el reparto de suministros porque los caminos que conectan las ciudades están tomados por los rebeldes.

- Monseñor Aguirre se ha ofrecido a intermediar con los mercenarios para restablecer la situación de cierta calma.

Ya está en negociaciones con los dirigentes de los grupos armados, siembre ha mediado en cualquier conflicto. Aunque se trata de milicias musulmanas, toda la RCA tiene a mi hermano como referente porque en sus cuarenta años de obispado ha dotado a la diócesis –establecida en un territorio donde viven 25.000 personas- de los servicios sociales que el país no es capaz de ofrecer.

- La continua violencia del país hace que la Covid19 sea el menor de sus problemas.

Allí el principal problema es la supervivencia día a día. En la RCA el SIDA sigue siendo alta la incidencia del VIH, los niños mueren de diarrea porque no hay acceso a recursos básicos; pero también muere la población por sarampión y malaria.

- ¿Pero sí que habrá afectado al envío de ayuda humanitaria?

El envío de material se paralizó por la pandemia, confiamos en poder mandar contenedores de suministros en marzo. Gracias a la Nunciatura sí que hemos podido enviar la ayuda económica necesaria para las escuelas, el orfanato y el combustible. Si de por sí es complicado el envío de la ayuda material, que tenemos que coordinar con los comboyes de la ONU durante la época seca, el año pasado fue imposible hacer llegar los materiales y medicamentos desde España.

- Gran parte de la ayuda proviene de Córdoba.

La Fundación está presente en toda España, pero la solidaridad de los cordobeses representa al menos un 70 por ciento del total; medicamentos, material escolar, repuestos mecánicos, vehículos, ropa y hasta leche en polvo. Gracias a este alimento infantil mi hermano nos dice que “va a haber que abrir más escuelas porque gracias a Dios mueren menos niños”.

- Una evangelización donde la palabra se materializa en vida.

La motivación principal de mi hermano es su fe ferviente, no podría ser de otro modo. Pero él entiende la evangelización como la dignificación de la vida de las personas. Por eso, a los dos años de su ordenación se postuló para ser misionero en uno de los países más pobre del mundo pero cuyos gobiernos no son capaces de dotar de lo necesario para la supervivencia de su pueblo. La Fundación construye y dota escuelas, el orfanato, construye puentes entre poblados aislados, proporciona vehículos para hacer llegar la ayuda, dota a hospitales de material, medicinas y de personal –incluso desde España-, forma a la población para capacitarla para trabajar.

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