Emet Arcoiris pone en marcha un nuevo Proyecto de Intervención para Agresores de Violencia de Género

Algunos de los agresores son conscientes de lo que hicieron y se arrepienten, otros no se sienten culpables, comenta el psicólogo de la entidad

Tomar responsabilidad ante lo que se ha hecho y corregir la conducta para no repetirlo más. Esta es la finalidad del Programa de Intervención para Agresores de Violencia de Género en Medidas Alternativas (PRIA-MA) que ha empezado impartir la Fundación Emet Arcoiris este año.

Según explica el psicólogo responsable del proyecto en la entidad, José María Salinas, intentan que los agresores «sean conscientes de que la respuesta violenta es intencional y aprendida y que se puede desaprender y modificar». Este programa fue elaborado por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, lleva más de una década de aplicación y en Córdoba hay escasas instituciones que lo imparten, al margen de los equipos del organismo penitenciario.

El psicólogo se reúne una vez a la semana, en grupo o de forma individual, con aquellos penados que han aceptado el programa para evitar la cárcel. «Lo reciben con desconfianza, como que tienen que ir obligados. Tienen una queja continua», apunta Salinas, que se encuentra con un ambiente muy hostil entre los participantes.

«Existe un cambio entre su actitud en la entrevista individual y las sesiones grupales. Cuando los veo de forma individual, hablamos de los hechos probados, los que han reconocido ante el juez, muchos te dicen que están de acuerdo, que se equivocaron, pero otros cuentan que tuvieron que aceptar la declaración porque el abogado les engañó», relata el profesional de Emet Arcoiris sobre su experiencia en las sesiones.

El perfil con el que trabaja Salinas tiene una mayoría de personas con escaso nivel de estudios, sin trabajo o que viven de chapuzas y cobran ayudas. De los que han estado empleados, muchos han desempeñado trabajos relacionados con la violencia, como portero de seguridad. Algunos, dos o tres, sí que presentan nivel adquisitivo alto y una educación más elevada. Son los que se muestran más conscientes y están más arrepentidos. Todos tienen penas leves.

¿Y esto funciona? Es la gran pregunta para Salinas y para el sistema. En opinión del psicólogo: «Lo tengo claro. Siempre va a funcionar aunque en determinados temas los agresores no estén de acuerdo. Pero es mucho mejor trabajar la responsabilidad y el convencimiento de que están haciendo las cosas más, que únicamente castigarles.

Desde el punto de vista de estudios, la eficacia de PRIA-Ma ha sido evaluada nivel nacional «en una muestra de 770 penados tanto en relación a cambios terapéuticos (medidas de autoinforme pre y post tratamiento) como atendiendo a índices de reincidencia (nuevas denuncias policiales). Los datos arrojados muestran una evolución positiva de los penados tratados en todas las variables analizadas: actitudes sexistas, celos, abuso emocional, conflictos de pareja, asunción de responsabilidad, empatía, impulsividad, hostilidad y expresión y manejo de la ira», según se explica en el dossier el proyecto.

Otra investigación, referenciada en el programa del proyecto, apoya la eficacia de los programas de intervención en la reducción de los niveles de reincidencia. Las cifras oficiales informan de una tasa base de reincidencia de los agresores de pareja del 21%, registrándose un 35% si la fuente de información son las víctimas. Sin embargo, los índices de reincidencia de los hombres maltratadores que se someten a programas de intervención son inferiores, en torno a un 8,4% según los resultados encontrados por Coulter y VandeWeerd (2009), informando de un efecto positivo del tratamiento frente al no tratamiento.

Sobre la experiencia de Emet Arcoiris aún es pronto para hacer una valoración de la evolución pues apenas suman sesiones de intervención con los agresores. Lo que es importante señalar es que ha supuesto un reto para la entidad y una manera de cerrar el círculo de su intervención, que ya contaba con el trabajo con víctimas de maltrato y ahora se acercan a los agresores. «El programa busca la eliminación de las conductas violentas y esto redunda en la seguridad de las víctimas, tanto mujeres como niños», añade Salinas.

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