La pasión de la Magna se hace accesible a través de la palabra y el tacto

Un grupo de afiliados de la ONCE visita la Magna Exposición Nazarena que reúne en la Mezquita-Catedral de Córdoba 43 imágenes

La pasión de la Magna Exposición Nazarena que reúne en la Mezquita-Catedral de Córdoba 43 imágenes se hizo hoy accesible a un grupo de afiliados de la ONCE gracias a las explicaciones de su comisaria, Sarai Herrera, y de las manos de estos ciegos y deficientes visuales.

Con un «ruido escandaloso», en palabras de la comisaria, ante el aluvión de personas que discurrían por las naves de la Mezquita y que fuera formaban colas para entrar, el grupo había sido convocado por la organización social dentro de sus visitas culturales para vivir una «experiencia única».

Sarai Herrera se esforzó para hacerse oír, contar cómo se dividía la exposición y comenzar la parte didáctica explicando cómo todos los nazarenos de la exposición llevan la cruz en el hombro izquierdo, menos el de Rute, que la porta en el derecho, es decir, veintidós de los veintitrés sobre un total de las 43 imágenes. Inmediatamente, uno de los asistentes le hizo la primera pregunta: «¿Por qué en el hombro izquierdo?». La respuesta, simple: para mirar en las representaciones hacia la derecha, a los fieles. En Rute, se hace complicado.

Dos hermandades autorizaron que tocaran sus pasos, la del Remedio Ánimas, de Córdoba, y la del Nazareno, de Villanueva. Sarai Herrera tuvo que precisar a demanda que era «de Córdoba». Primera anécdota: «Ese es mi pueblo», dijo la misma mujer que había hecho la pregunta. En la provincia hay tres «Villanuevas», junto a esta, la «del Rey» y la «del Duque».

La visita comenzó por la trasera del paso del Cristo de Ánimas, junto al que Sarai Herrera hizo una pormenorizada descripción de «un crucificado erguido en la cruz», de cuyos extremos cuelga un «velo de nieblas», donde se muestra el sol y la luna, «simbolismo del principio y el fin».

La descripción pormenorizada es fundamental. Los deficientes visuales y los ciegos necesitan acceder a lo que no ven mediante el oído y el tacto. Uno de ellos se emocionó cuando tocaba uno de los cuatro angelotes del paso del Cristo de Ánimas, lo que causó una espontánea llantina de la comisaria.

Después de que esta historiadora de arte, miembro de la Junta de Gobierno de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba, coorganizadora de la exposición junto al Cabildo de la Catedral, se encargase hace un año de ponerla en marcha, y de acumular satisfacciones, «a día de hoy, me quedo con esto, es insuperable», según confesó a Efe. En su criterio, «el trabajo tiene sentido si hacemos accesible la exposición».

Otra persona que ha vivido un momento especial ha sido Francisco Solano Márquez Bulajance, docente durante veintiún años en el colegio salesiano de Montilla, con una deficiencia visual desde hace once años y hermano mayor en la misma localidad de la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor entre 1990 y 1993.

«Cuando he tocado la columna salomónica, me ha venido la imagen del Cristo del Amor de Montilla», le comentó a Silvia Rodríguez, trabajadora social de la ONCE, tras posar su mano en la que sostiene el ángel en la esquina trasera izquierda. El cofrade reveló a Efe que se había emocionado al sentir «la sensación de las curvas», cuando la mente le recordó las cuatro que llevaba en su época el paso penitencial del titular de la cofradía salesiana.

También hubo otras actividades adaptadas a la visita. Se pudo tocar y oler cera pura de abejas, que se utiliza en los pasos procesionales, palpar unas potencias de cristo y el antiguo llamador del paso de Nuestra Padre de la Humildad y Paciencia y acariciar un bordado del taller de Rafael Jódar González.

Comentarios