Carta de agradecimiento a la comunidad terapéutica: «Me voy del kilómetro cero hecha una mujer fuerte»

Llegó siendo un «esqueleto sin control» y hoy se siente independiente, relata en su emotiva despedida de la Comunidad Terapéutica de Emet Arcoiris

El proceso de re habilitación de una persona, de tomar las riendas de su vida alejándose de malos hábitos y pensamientos destructivos implica que hay un momento de tocar fondo. Un punto de estar muy hundido para tomar impulso y renacer. Este es el recorrido que cuenta una mujer, ya recuperada, a su salida de la Comunidad Terapéutica de Emet Arcoiris.

«Cuando llegué a comunidad era un esqueleto sin control sobre mis impulsos y sobre mí misma. Era una zombie, con un pie en el más allá, pero sin valor de terminar ese dolor, ni de cambiarlo sin ayuda. Con la esperanza perdida del todo, solo quería esconderme a llorar o dormir para no sentir dolor», expresa la residente de La Muela en su carta de despedida que la entidad ha recogido en su blog, como la mejor muestra de que siempre hay unas manos tendidas para dar vida a la esperanza.

La misiva que escribe es de agradecimiento pero también es un relato de recuerdos de angustia que se calman con las «gracias» repetidas tanto a su tutora, que ha creído en ella y le ha educado, como al resto de educadores que han formado parte de este proceso de rehabilitación. También agradece a la comunidad, sus compañeras, «mujeres valientes y dañadas» que querían «cambiar de una vez por todas». Recuerda también a las cocineras, esas «psicólogas escondidas», e incluso a la directora, que también comparte tiempo con todas ellas.

«He descubierto que vuelvo a ser yo, he tenido una suerte tremenda de pasar por aquí. Me voy del kilómetro cero, habiendo dado marcha atrás en todo ese camino de errores que un día emprendí, partiendo ahora sí, desde donde debía, hecha una mujer, fuerte, sana y con esperanza e ilusión, confianza en la vida y en las personas», apunta.

De su pasado, remarca un año viviendo en albergues, huyendo su ciudad y de su ex pareja. «La relación había llegado a un punto insostenible, denigrante, de maltrato y violencia, que no podía permitir. Me disponía a irme de la ciudad, con mi hijo de dos años y las maletas, creía que huyendo se terminaría todo», recuerda en sus palabras y agradece en este punto que su hermana le«quitara a su hijo», aun que fue ahí cuando cayó «en picado». Drogas, ayuno, evasión, una vida de valores olvidados.

La Comunidad Terapéutica de Emet Arcoiris

«Intenté por segunda vez terminar con mi vida, sin conseguirlo y arrepintiéndome en el último momento, aún me quedaba valor, no quería morirme, quería recuperarme y luchar por el buen cambio. Había tocado fondo y necesitaba ayuda», escribe marcando el punto de inflexión.  Y entonces llegó a la Comunidad Terapéutica donde descubrió aun grupo de mujeres «trabajando juntas, todas a una».  «Siempre voy a llevar conmigo la hoja de objetivos a trabajar en la responsabilidad, en mi cartera, como un tesoro que me encauza en un mundo nuevo con infinitas posibilidades».

«Esa ha sido la gratificación más grande que ninguna sustancia puede proporcionar. La satisfacción de hacer las cosas bien, libre, consciente de lo bueno, y también de lo malo, con herramientas para salir ahí y dejarme sentir todas las emociones que son parte de la vida, sin dejar de luchar por mis objetivos. Uno de ellos, la actitud, mantener la entereza, la fuerza y el optimismo con esfuerzo», reconoce la joven.

En su marcha, después del intenso proceso de su recuperación, lo hace pidiendo además que su tutora y su psicóloga «puedan sentirse orgullosas» de ella. «Mi familia vuelve a estar a mi lado, como si no hubiera pasado el tiempo. Mi hijo disfruta ahora sí de su madre. En este espacio me han enseñado de todo. Sobre todo a ser independiente. Mi proyecto de vida es muy completo y en él no hay lugar para el sufrimiento».

«Ahora sí, puedo empezar a andar desde el km 0. Haciendo camino al andar espero llegar lejos, llevo una mochila pequeña pero práctica, tengo un tesoro que es lo que aquí he aprendido, y me llevo en el alma el apoyo y el cariño de todos ustedes. Quiero daros las gracias por confiar en mí, por ayudarme, y prometer a mi familia que no me voy a salir del camino», concluye el relato que recoge un pasado oscuro que ha hecho más fuerte el futuro de esta mujer.

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