Niños, universitarios, representantes vecinales, refugiados y voluntarios se han reunido en la sede de Cruz Roja para hablar de la integración de las personas migrantes, en el día internacional de este colectivo. «Todos podemos ser migrantes y la protección de la humanidad es tarea de todos», ha apuntado el responsable de comunicación de la institución en Córdoba, José Luis Hitos, como mensaje a transmitir.

El evento ha incluido testimonios de personas migrantes, grupos de trabajo para lanzar ideas que contribuyan a mejorar la inserción social de los migrantes y un par de microteatros, preparados e interpretados por voluntariado y personas refugiadas. «Siguen existiendo muchos prejuicios hacia las personas inmigrantes por eso hay que trabajar desde la educación», ha comentado Hitos.

En este sentido, Cruz Roja señala su programa «La maleta invisible», que en colaboración con el Área de Cooperación del Ayuntamiento de Córdoba han tratado de visibilizar el drama de las migraciones forzosas y desmontar estereotipos en torno a esta realidad. Fatima, refugiada palestina, ha colaborado en esta labor aportando su testimonio de huida de la guerra en Siria. «Allí tenía mi trabajo, soy titulada y con experiencia pero al llegar aquí tengo muchas dificultades», ha apuntado.

El idioma, la homologación de los títulos y otras tantas barreras se encuentran personas que se ven obligadas a abandonar su vida a riesgo de perderla. A su llegada, Cruz Roja cuenta con un programa de atención a los solicitantes de asilo y refugiados que les proporciona desde atención psicológica y cobertura de necesidades básicas hasta ayudas para el alquiler.

Fátima reconoce que «ahora está bien», aunque puede star mejor. «Me gusta Córdoba y la cultura andaluza», y hace todo lo posible por salvar los inconvenientes para rehacer su vida en la ciudad de acogida.