¿Por qué no caer en el peligro de las dietas milagrosas?

Una experta nos explica por qué no funcionan en realidad y cuál es la verdadera alternativa si necesitas perder unos kilos

El final del verano, la vuelta al cole y la rutina llevan consigo en muchas ocasiones un regreso a la vida sana, equilibrada y… ¿las dietas? Seguro que lees o te han llegado los nombres de muchas dietas que te aseguran perder muchos kilos en poco tiempo, dietas milagrosas que nos aseguran que no son para nada la solución que buscas.

Preguntamos sobre ellas a Ana del Villar, dietista de la Clínica Golden en Sevilla y con posibilidad de asesoría online, que nos cuenta que tenemos que concienciarnos de que «no hay atajos ni caminos más cortos para llegar a nuestra meta. La única solución es recibir ayuda profesional y hacer reeducación alimentaria para que se produzca ese cambio de hábitos y estilo de vida necesarios y así conseguir un peso saludable que podamos mantenerlo en el tiempo».

¿Qué pasa con esas personas que piensan en un cambio rápido y en la necesidad de verse bien en poco tiempo? «Lo principal es una falta de nutrientes y la gran equivocación de pensar que comer poco o no comer es igual a perder peso, esto solo nos lleva a comer mal y perder peso de manera rápida sí, toda la razón, pero ¿cómo? y ¿a costa de qué?».

¿Pasando hambre? ¿Pensando en cenar una fruta y acostarte para no pensar en la comida? ¿Tomar pastillas y complementos que realmente no sabes si son buenos para tu salud? «Esto conlleva una pérdida de peso rápida, pero en cuanto vuelves a cenar y comer normal como hacías antes recuperarás ese peso en poco tiempo. Lo que conocemos como el famoso efecto rebote».

Su recomendación lejos de las dietas milagrosas para perder los kilos que te sobrán después del verano es simple: «Comer cinco veces al día es fundamental, no es necesario pasar hambre». Y por supuesto, realizar actividad física al menos tres veces en semana y otras opciones como ir caminando al trabajo, llevar a los niños al colegio andando…Y si comes en el trabajo, plantear tu comida semanal para no fallar ningún día cayendo en la «fast food».

Y un dato importante: nada de cenas de solo fruta o yogur como proponen algunas de esas dietas milagrosas. «La clave es comer sobre todo proteínas y lo que tenemos que disminuir es el consumo de grasas».

La guerra contra la grasa propició el boom de los productos «light» y desnatados. «Hoy por hoy, sabemos que los etiquetados como bajos en grasa, así como los light, predisponen a comer más durante el día. Es verdad que, por cómo nos los venden parecen más sanos que sus versiones originales. Sin embargo, desde el punto de vista nutricional, pueden incluso ser peores: si a un producto alimenticio se le quita o reduce un ingrediente, habrá que sustituirlo por otro. Lo malo es que el sustituto no es necesariamente mejor que el original. Fijémonos bien en la etiqueta: muchos de los procesados que han reducido su grasa natural la han sustituido por azúcar».

Por este motivo es fundamental, nos aconseja, aprender a leer el etiquetado de los alimentos y aumentar el consumo de frutas y verduras.

Si quieres verlo de forma práctica, Ana del Villar nos hace la dieta de adelgazamiento para un día cualquiera. También puedes seguir sus consejos, descubrimientos y recetas sanas en su cuenta de Instagram (@tu_dietista_personal)

  • Desayuno: Café y tostada (aceite de oliva y tomate)
  • Media mañana: 1 pieza de fruta o nueces
  • Comida: Gazpacho sin pan y filete de pollo/pavo plancha + una pieza de fruta
  • Merienda: Infusión
  • Cena: Pescado blanco a la plancha o al horno y champiñones plancha + gelatina o yogur natural

 

Y si además de seguir estos consejos para perder peso de forma sana, buscas una ayuda extra. Te recomienda la presoterapia, un tratamiento estético que tiene como finalidad realizar un drenaje linfático y ayuda de este modo a hacer frente a la celulitis. «De este modo, se eliminan grasas, líquidos y toxinas que son las que originan la celulitis, edemas y varices», apunta. O la criolipolisis, una técnica que elimina la grasa acumulada mediante el enfriamiento y con una aplicación superficial.

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