Imagina que como cada día desde que comenzó el confinamiento por la pandemia del COVID-19, sales a tu ventana o balcón de tu piso de la zona de Carretera de Carmona a las 20 horas. Imagina que giras la mirada hacia la derecha y te sorprende ver a alguien con una camisa y una reconocible bufanda en una azotea. Te fijas un poco más, ¡es Harry Potter! y aplaude como el resto. Te saca una sonrisa. 24 horas después se repite la cita con el aplauso a los sanitarios y recuerdas a aquel joven de la azotea, ¿habrá vuelto a disfrazarse?
En lugar de ser el famoso mago, ha dado un paso más y llega disfrazado como el genio de Aladdin. Este sevillano tiene a los vecinos revolucionados (y los amigos que les siguen en sus redes sociales). La genialidad de Kiko Ruiz no es otra que haber encontrado una forma personal y diferente de vivir este momento de encierro. Rosalía, Britney Spears, Amy Winehouse, La Veneno, Mary Poppins, Beyoncé, La Bella (del cuento de La Bella y la Bestia), el Joker, la princesa Leia y Blancanieves son algunos de sus personajes.
Bulevar Sur ha contactado con Kiko para saber más sobre él, sus disfraces y cómo los crea y cómo se le ocurrió esta curiosa forma de salir a aplaudir cada día. «Siempre he trabajado en el mundo de la moda, ahora mismo como estilista para diferentes productoras audiovisuales. Cuando empezamos con el encierro, hablando con mi amiga la cantante María Peláe bromeó con la idea que me vistiese de gitana para subir a aplaudir y lo hice. Cuando vi a la gente reírse, pensé en empezar a currármelo más. Los Carnavales y el disfrazarse es algo que me encanta», nos cuenta.
¿Pero de dónde saca tantas prendas, complementos? «Busqué entre la ropa que tenía, zapatos que tenía de estilismos, pelucas de fiestas de disfraces… Lo que hago es transformar algunas cosiendo a mano porque justo se me acaba de romper la máquina y tiro de imaginación», responde Kiko.
Ya cuenta con una lista de personajes y tiene en cuenta que sean siempre muy reconocibles por el gran público y con colores y elementos característicos para poder emularlos. «Por ejemplo, no tengo tentáculos para ser Úrsula de La Sirenita pero puedo buscar otra forma creativa de llegar a que se me reconozca como ella», nos explica. Al ser también maquillador consigue caracterizarse por completo, aunque se lamenta de no tener todo el material que le gustaría para poder hacerlo.
Preparación del disfraz
«Al menos estoy un par de horas antes de las 20 horas para peinar peluca, organizar complementos, maquillarme… Durante la mañana ya voy buscando las prendas, cosiendo y transformando lo necesario. Si es de chica el personaje es más complicado por el maquillaje, tengo que tapar cejas y trabajarlo más para buscar realismo. Cuando es de chico tardo algo menos menos», responde Kiko. Lo que sí nos asegura es que no va a prescindir de su barba por ninguno de estos personajes. Ni falta que hace para reconocerlos absolutamente a todos.
Su pareja es el encargado de grabarle y en ocasiones le acompaña con un disfraz complementario. No solo en su barrio están pendientes de la llegada de las 20 horas para descubrir al nuevo personaje que ha trabajado ese día. Sus familiares y amigos, los que le siguen en las redes sociales, van recibiendo pistas sobre quién saldrá a aplaudir unas horas antes y en cuanto pasan las 20 horas ya le escriben esperando a que suba el vídeo. «Tengo que bajar de la azotea, editarlo todo, ponerle música… y luego lo subo en Instagram Stories y también estoy probando con los vídeos en TikTok», nos cuenta.
Sus personajes preferidos hasta el momento son el genio de Aladdin, el de la Bella y Mary Poppins que le han conseguido más de 17.000 visitas en cada uno en TikTok, no es que haya conseguido miles de nuevos seguidores en Instagram ni lo pretende porque solo busca divertirse. Pero ¿qué más le motiva a invertir más de 3 o 4 horas cada día en un fugaz disfraz? «Sobre todo lo hago por entretener a la gente que me conoce, que sabe que estoy loco, y que nos tenemos en Instagram y por ver a los vecinos también disfrutando y saludándome desde lejos incluso», responde.
No romperemos la magia que ha creado Kiko alrededor de sus personajes y no desvelaremos los disfraces que ya rondan su mente para los próximos días. No tiene un armario mágico, ni el bolsillo de Doraemon como él mismo bromea. Tiene una creatividad y originalidad infinitas que le permiten disfrutar de una de sus facetas profesionales en este momento de aislamiento social. Aunque ya muchos vecinos le están ofreciendo telas y cortinas para sus disfraces. A veces se le pasa por la cabeza todo lo que podría hacer si pudiera comprar cosas. «Pero luego pienso que precisamente lo curioso es hacerlo con lo que tenemos en casa y prometo seguir creando personajes nuevos hasta el día que podamos salir y volver a trabajar».
¿Quién saldrá a aplaudir hoy a las 20 horas? ¡Ya queremos saberlo!