Aquel segundo puesto en el Europeo de Suiza de 1935 marcó el inicio del exitoso camino de la selección en el Eurobasket, salpicado desde entonces por varios momentos gloriosos que forman parte ya de la memoria histórica del aficionado a la canasta nacional. Entre ellos está ya este triunfo en casa de Francia, el gran rival de la última década en el continente, al que la selección devolvió el escarnio de hace un año para meterse en la final del torneo y clasificarse directamente para los Juegos Olímpicos de Río.
El triunfo permitirá a la selección luchar por su tercer título continental y sumar su octava medalla en los últimos nueve Europeos. Toda una hazaña en sí mismo, al alcance de ningún otro equipo. Francia, omnipresente en la senda de la selección durante esta década y media larga de alegrías, estuvo también en el origen del éxito. Fue en el Europeo de 1999, también celebrado en el país galo, cuando una selección española sin muchas expectativas terminaba subiendo al podio después de eliminar a Francia en semifinales. Aún sin los «Júnior de Oro» en el equipo, pero con un Herreros desatado y elegido máximo anotador, España silenció París. Fue el inicio de una rivalidad que aún sigue viva y que este jueves escribió un nuevo capítulo.
Dos años después, unos jovencísimos Pau Gasol, Navarro y Felipe Reyes se unían al vestuario de la selección en Turquía. Comenzaba la «Era de Pau», la más brillante de la canasta nacional. La que costará mucho tiempo reeditar. Aún demasiado tiernos, los «Chicos de Oro» fueron decisivos hasta semifinales, donde Yugoslavia impuso su mayor experiencia. El bronce, logrado ante la Alemania de un superlativo Nowitzki (43 puntos aquella noche) dieron continuidad al proyecto de la Federación.
Seguía el crecimiento de España y de su baloncesto y en 2003 se volvió a rozar la gloria. Un Pau inmenso no pudo en la final contra Lituania, un rival que no asustaba en la previa, pero que tuvo en Jasikevicius un gigante imposible de superar. El genio del lituano le dio el primer oro a su país. El de España aún tendría que esperar seis años más.
El amargo recuerdo de Pau
Entre medias, a la selección le daría tiempo aún de lograr otra plata amarga en casa, con aquel lanzamiento de infausto recuerdo para Pau Gasol en el Palacio de Deportes de Madrid. Quizá, el más amargo de su carrera. Un lanzamiento que podría haberle dado la gloria a España en su casa, en 2007, pero que se estrelló en el aro para alegría de Rusia.
Se había rozado tantas veces, que cuando la selección se colgó por fin el oro en Polonia 2009 nadie podía creerlo. Ni siquiera el propio equipo, que aterrizó en el torneo con muchas dudas y que acabó arrasando en un campeonato en el que España solo impuso su superioridad a partir de cuartos de final. Muy diferente fue el título de 2011, con la selección arrasando desde el principio y con Francia, de nuevo, como protagonista accidental. Los galos, que no querían cruzarse con Lituania -la anfitriona- en la segunda fase, se dejaron ganar ante España en la fase de grupos. La jugada no les salió bien, porque terminaron enfrentándose con la selección en la final, en un encuentro dominado de principio a fin por los hombres de Scariolo.
Fue quizá el mejor momento de la «Generación de Oro» del baloncesto español, que un año después brilló en los Juegos de Londres 2012 ante Estados Unidos. Un brillo que quiere alargar en Río de Janeiro, donde participará después de sellar ayer su pase a la cita olímpica, donde los Navarro, Reyes y compañía podrían decir su adiós definitivo al equipo nacional.