 |
Carmona
y sus alrededores forman uno de
los conjuntos arqueológicos más interesantes de toda Andalucía y ,
según cuenta la leyenda, sus orígenes se remontan a Tubal, uno de
los nietos de Noé. Situada en una cima amesetada -llamada Los Alcores-
en la provincia de Sevilla, ha sido núcleo de población ininterrumpido
desde la remota Prehistoria por las fértiles tierras del Valle del
Guadalquivir que se encuentran a sus pies.
De
ahí, que se caracterice por una riqueza arqueológica difícil de hallar
en otros lugares. Pequeños hallazgos de cerámica han establecido una
ocupación en la zona durante la Edad de Bronce. Carmona tuvo gran
importancia durante el poder cartaginés por el control del Valle del
Guadalquivir que se podía realizar desde su asentamiento. En el año
206 a. de C., el general romano Escipión el Africano se hace con la
ciudad y pasa a ser tributaria de Roma, incluso se acuñó una moneda
con el nombre de Carmo.
Con
el dominio romano, alcanzó su máximo esplendor y sus huellas se pueden
comprobar en los restos arqueológicos del anfiteatro, la Puerta de
Sevilla o el recinto funerario. Durante la época musulmana, se caracterizó
por una importante comunidad árabe y formó parte del reino de Sevilla.
En el año 1247, el rey Fernando III de Castilla toma la ciudad. Los
restos romanos están formados por la necrópolis y el anfiteatro.
Las primeras tumbas de la necrópolis aparecieron en 1868 de forma
casual con unas obras municipales que se estaban realizando en el
lugar. A partir de ese momento, se iniciaron las excavaciones arqueológicas
de la mano de Juan Fernández López y del arqueólogo inglés George
Bonsor a finales del siglo XIX. El recorrido puede iniciarse por la
Puerta de Sevilla, que se encuentra fuera de la necrópolis romana.
La
Puerta de Sevilla es de origen cartaginés y se podría datar entre
los años 240 y 220 a. de C. Está formada por un alcázar, con su torre
y sus murallas. El anfiteatro romano también se ubica fuera de la
necrópolis y se construyó con la peculiaridad de emplear la piedra
para el soporte de los asientos que eran de madera, más tarde fue
reconstruido totalmente en piedra. A continuación, podemos visitar
la necrópolis que se sitúa entre el anfiteatro y una vía romana, paralela
a la carretera actual que deja Carmona en dirección a Sevilla capital.
El uso de la necrópolis se sitúa en torno a los siglos I y II d. de
C.
Está formada por doce monumentos funerarios importantes y otros menores.
Se empleaba el rito de la incineración en todos los enterramientos
y los cadáveres eran incinerados en quemaderos excavados en roca.
A continuación, se hacía en enterramiento. A veces, los quemaderos
se empleaban como enterramiento; en otras, las cenizas de los difuntos
se introducían en pequeñas urnas ubicadas en nichos de los mausoleos
colectivos, que eran los enterramientos más generalizados en esta
necrópolis.
LAS TUMBAS DE SERVILIA Y DEL ELEFANTE
Dentro
del recinto, existen una serie de tumbas que destacan por su grado
de conservación y espectacularidad. Entre ellas, se puede mencionar
la Tumba del Elefante. Toma este nombre por la figura de elefante
que se halló en el pozo de la tumba y que, actualmente, está colocada
sobre un pedestal.
Esta
tumba es un santuario dedicado al culto de las dioses Attis y Cibeles.
Se encuentra apartada de las demás tumbas porque la veneración a estas
divinidades no estaba muy extendida por los determinadas clases sociales
romanas, como los políticos. La tumba de Servilia destaca por su estructura.
Está construida con los cánones helenísticos y reproduce una mansión
lujosa con dos pisos.
Se cree que pudo haber una estatua de Servilia en una galería ubicada
en uno de los pisos. Otras tumbas que merecen ser destacadas son la
Tumba de los Cuatro Departamentos, llamada así por sus cuatro cámaras
o la Tumba del Triclinium del Olivo. El Triclinium era una estancia
que hacía la función de comedor y respondía a la tradición romana
de reunirse para celebrar los aniversarios de sus difuntos en torno
a una comida que se realizaba en la tumba.
DATOS
DE INTERÉS
Horario
habitual: martes a viernes, de 10,00 a 14,00 horas y de
16,00 a 18,00. Sábados y domingos, de 10,00 a 14,00
h.
El recinto cierra los lunes y los festivos
Consejería de Cultura. Tfs. 955 03 62 43 y 955 03
62 45
|
|
|
 |