Baelo Claudia

Doña Blanca

Carissa Aurelia

El Castillo de Doña Blanca está situado a los pies de la pequeña Sierra de San Cristóbal en El Puerto de Santa María (Cádiz). Ante el yacimiento se extiende una extensa llanura de marisma y salinas, en gran parte rellenada por los aluviones del río Guadalete.

En sus orígenes esta llanura fue una amplia bahía en cuyo fondo se situaba el estuario del río. La ciudad fenicia se asentó en este lugar en el siglo VIII a.C., muy próxima a la desembocadura y aprovechando una antigua ensenada protegida de los vientos.

El punto elegido para crear la ciudad era muy favorable: estaba abierto al mar y muy cerca de los estuarios de los ríos Guadalete y Guadalquivir, rutas de penetración hacia el interior, hacia territorios agrícolas y mineros.

En la zona había abundante agua dulce, canteras de piedra, masas forestales, etc. El aspecto que presenta actualmente el yacimiento es de colina amesetada de forma casi rectangular y de unas 6,5 hectáreas de extensión y elevándose 31 metros sobre el nivel del mar. Este aspecto es el resultado de su historia. Se trata de un relieve artificial formado por la acumulación, unos sobre otros, de los diversos asentamientos y edificaciones que se han ido sucediendo a lo largo de¡ tiempo, llegando a tener en algunas zonas hasta 9 metros de estratos arqueológicos superpuestos.

Secuencia cronológica Los primeros asentamientos humanos conocidos son de una fase tardía de la Edad del Cobre, al final del III milenio a. C. Este periodo está documentado con huellas de cabañas dispersas y adaptadas a la topografía original del terreno. A continuación hay un periodo de abandono que dura hasta la primera mitad del siglo VIII a.C., momento en el que se produce el primer asentamiento fenicio. Poco después se construye la primera muralla.

El yacimiento es habitado de forma ininterrumpida hasta la llegada de los romanos en el transcurso de la segunda guerra púnica (206 a. C.). Durante estos seiscientos años de poblamiento fenicio se edificaron otros dos recintos fortificados (en los siglos VI y III a. C.) y se realizaron varias remodelaciones urbanísticas.

Desde la conquista romana, Doña Blanca queda abandonada hasta la Edad Media. Hay restos de población islámica entre los siglos IX y XII d. C. Finalmente, en el siglo XV se construye la torre o ermita de planta de cruz griega, donde la leyenda sitúa la prisión hasta su asesinato en 1361 de Doña Blanca de Borbón, esposa de Don Pedro I El Cruel.

La importancia de Doña Blanca radica en varios aspectos: En primer lugar su antigüedad. La bahía de Cádiz es escenario del primer asentamiento fenicio en la Península, en el siglo VIII a.C. En segundo lugar la secuencia completa que tenemos aquí de una ciudad fenicia durante seiscientos años. Se trata de una ciudad intacta desde el punto de vista arqueológico.

Finalmente, aquí se han localizado los restos de más extensión y mejor conservados del urbanismo fenicio arcaico en todo el Mediterráneo Central y Occidental. Los restos de viviendas del siglo VIII a.C. se encuentran, al exterior del primer recinto amurallado y próximas al puerto comercial de la ciudad. Las viviendas se disponen aprovechando la ladera, mediante un sistema de terrazas artificiales. Las casas tienen 3 o 4 habitaciones con zócalos de mampostería y alzado de adobes revocados de arcilla y encalados.

Los suelos son arcilla roja apisonada siendo la techumbre de cubierta vegetal y la mayoría tenía su propio horno de pan. Se han detectado hogares, bancos en las paredes y otros elementos.

Básicamente este tipo de vivienda se mantiene en los restos del urbanismo de época tardía (siglos IV y 111 a.C.) que se han localizado. De estos si conservamos aspectos muy interesantes como la presencia de lagar, piletas, así como una calle perfectamente delimitada. Se conocen también, aunque parcialmente, aspectos sistema defensivo.

Desde sus comienzos, la ciudad fenicia se fortificó con una recia muralla con bastiones. Sobre una plataforma de arcilla se construyó una zapata de mampostería sobre la se levantó la muralla, hecha con piedras irregulares y trabadas, con arcilla. Se conservan alzados de hasta 4,80 metros.

Sobre esta muralla se construyó otra más moderna, aunque ambos trazados no coinciden en su totalidad. Delante de la muralla ha localizado un foso arcaico en forma de "V" excavado en la roca y de una anchura de 8,5 metros. La necrópolis En la falda de la Sierra de San Cristóbal se extiende la necrópolis con casi cien hectáreas de extensión y con una distribución en núcleos o cementerios de distintas épocas que van desde el Bronce Medio hasta época turdetana.

Los tipos de tumbas y los ritos de enterramientos que nos encontramos son variados, desde las tumbas excavadas en la roca o hipogeo de inhumación hasta los de estructura en cerros artificiales o túmulos que cubren tumbas de incineración.

DATOS DE INTERÉS

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