El presidente ha aglutinado en la misma plantilla a jugadores «estrellas», «obreros» y complementarios. Además, ha bajado la media de edad a la vez que ha borrado viejos estigmas y ha españolizado el vestuario. Ahora le toca a Pellegrini dar con la tecla del juego
Dice el presidente del Milán, Silvio Berlusconi, que «es un sacrilegio hacer los fichajes como los que ha hecho el Real Madrid en este periodo de crisis en la economía mundial». El mismo que vendió a Kaká al conjunto blanco por 65 millones de euros se queja del megaproyecto diseñado por Florentino Pérez con una inversión de unos 250 millones de euros. «El trabajo de tres años lo tendremos que hacer en uno», señaló Florentino cuando anunció a los medios de comunicación que concurriría a los comicios a la presidencia.
Y ha cumplido su doble promesa. Ha traído a varios de los mejores futbolistas del mundo, como son Cristiano Ronaldo y Kaká, y ha españolizado la plantilla con las incorporaciones de Xabi Alonso, Arbeloa, Albiol o Granero. El Real Madrid afronta esta nueve temporada con una plantilla fantástica. Habría que remover papeles en la hemeroteca para encontrar un plantel tan compensado en sus líneas y tan aderezado en individualidades. Quizás la etapa de Zidane, Roberto Carlos y Figo...
Aprender de los errores
Sin duda, Florentino Pérez ha aprendido de errores pasados. En su primera etapa al frente del Real Madrid inició una carrera desordenada por llenar la plantilla de jugadores-estrella. La idea comenzó con Figo y luego se fueron incorporando Zidane, Ronaldo,Beckham, Owen... Pensó el presidente que si fichaba once buenos jugadores formaría un once invencible, remendado con futbolistas de la cantera. La famosa política de los «zidanes y pavones». Error. Se olvidó de hacer un equipo. Del equilibrio. De la compensación. Del colectivo. De las reglas básicas del fútbol.
Reaccionó tarde y se lanzó al mercado para encontrar a los Gravesen, Pablo García, Diogo y compañía. Era tarde. Las estructuras se habían debilitado y sólo se admitía una catarsis. Con Calderón en la presidencia se intentó y sólo se logró debilitar el proyecto.
Por eso, ahora, en su regreso, Florentino Pérez se ha visto en la obligación de hacer hasta nueve fichajes para intentar reflotar la nave blanca. Ha diseñado un proyecto ambicioso con dos jugadores de garantías por puesto y con individualidades, algo de lo que adolecía la plantilla desde la marcha de Ronaldo. Ha regresado el equilibrio, el sentido común, la simbiosis entre la «clase noble» y la «clase obrera», dos símbolos del Real Madrid. Entre la calidad y el sacrificio, dos cualidades inherentes a este vestuario.
Florentino ha cumplido. Y ahora le toca el turno a Manuel Pellegrini. La presión está en su taquilla. Si el Real Madrid del año pasado pudo competir hasta el final con el todopoderoso Barcelona, hoy está obligado a dar un paso más adelante.
Con la plantilla que manejará no hay lugar para la excusa. El equipo está diseñado para levantar la Liga y para recobrar el prestigio perdido en Europa. Hay que recordar que el Madrid no ha superado la barrera de los octavos de final en sus últimas cinco participaciones. Capítulo aparte merece la Copa del Rey, una competición maldita que no gana desde hace 16 años.
Sergio Ramos, lesionado
El técnico dispone de cinco encuentros amistosos para encajar las piezas del nuevo proyecto, vistas las dudas en los primeros encuentros de preparación. Un espacio que se antoja corto para un equipo completamente nuevo y con muchos y malos vicios de etapas anteriores.
A la gira americana que arranca hoy no se han desplazado Sergio Ramos, Gago y Marcelo por lesión. Mientras, Diarrá y Van Nistelrooy siguen entrenándose para coger ritmo. Van der Vaart y Huntelaar se quedan en Madrid para desatascar su situación de transferibles.

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