Un equipo de treinta profesionales, dirigido por el cirujano Pedro Cavadas, completó a las 5.30 horas de la mañana de ayer el primer trasplante de cara que se realiza en España. El paciente, un varón de Canarias de 43 años, «evoluciona favorablemente» en el Hospital La Fe de Valencia. «Si todo sigue como hasta ahora, podremos hablar de éxito», dijo ayer el doctor Cavadas. Según sus cálculos podrá hacer vida normal, en un plazo de entre «seis y ocho meses». Las próximas horas serán críticas.
Cavadas no ha trasplantado por completo la cara de su paciente. El injerto ha sido parcial, por debajo de los ojos y hasta el maxilar inferior, la zona que, al parecer, estaba casi borrada en el paciente, según ha podido saber ABC.
Los párpados superiores, el área más difícil de resolver, han quedado fuera de este trasplante. La complejidad en este caso residía en devolver la funcionalidad a la mandíbula. Para lograrlo, no sólo se ha contado con la piel, tejido subcutáneo y músculos del donante sino también con parte de tejido óseo. Antes del trasplante, Cavadas le realizó varias cirugías previas para preparar su estructura facial al nuevo rostro.
Mayor que el de Dinoire
El trasplante no ha sido tan amplio como el que realizó la Clínica Cleveland de Estados Unidos -al trasplantar el 85% del rostro-, pero mayor que el primero que se realizó en el mundo. En aquella ocasión, la francesa Isabelle Dinoire recibió el triángulo facial: nariz, boca y parte de las mejillas.
Del estado previo de salud del trasplantado no ha transcendido ningún detalle. No se sabe si su deformidad se debe a un accidente o a una grave enfermedad. El único detalle que se conocía es que se trataba de un caso desesperado, con problemas para deglutir, imposible de reparar con cirugías convencionales. El equipo que ha realizado la histórica intervención no explicará todo el proceso hasta conocer la evolución de su paciente.
La operación comenzó el martes a las 19 horas y finalizó quince horas después. En ese tiempo se extrajeron los tejidos faciales del donante -un hombre de 35 años fallecido en accidente de tráfico-, se preparó al receptor y empezó la delicada intervención de trasplante. En las últimas ocho horas se conectaron músculos, arterias, nervios y venas del calibre de un cabello al nuevo rostro con suturas microscópicas. La principal dificultad era lograr que funcionara el riego sanguíneo para empezar a alimentar la zona operada.
Los próximos días son críticos. Superada la operación, la infección y el rechazo del organismo son las principales batallas que se deben superar. Pese a estar tratado con potentes fármacos que ayudan a combatir el rechazo de un nuevo órgano, «es muy previsible que sufra varios episodios de rechazo», explicó ayer a ABC, Rafael Matesanz. La piel es uno órgano inumogénico, que se rechaza con más facilidad. «La ventaja es que es visible, un cambio de tono será suficiente para alertar del rechazo y controlarlo antes de que sea demasiado tarde, como ha ocurrido en otras operaciones similares».
Superadas las primeras fases de rechazo agudo y la infección, aún habrá que esperar para cantar victoria. Se necesitan 18 meses para observar la evolución del tejido injertado. Incluso superada esta barrera no se podrá bajar la guardia porque los fármacos que deberá tomar de por vida para evitar el rechazo de su organismo mermarán sus defensas y le convertirán en un enfermo de riesgo.
Devolver la mímica facial
Hablar de éxito completo para César Casado, jefe del servicio de Cirugía Plástica de La Paz, es hablar de recuperar la «mímica facial».«El injerto no sólo tiene que permitirle abrir y cerrar la boca, sino gesticular, recuperar la mímíca facial y las sensaciones. El paciente no recupera su cara, sino una nueva cara».





