El nuevo obispo de San Sebastián no ha tenido lo que se dice buen aterrizaje: tomó posesión el sábado y ya ha provocado un terremoto político y social al decir: «Existen males mayores que lo que ha pasado en Haití». El lendakari considera incompresinble la declaración. Dirigentes del PSOE aprovechan para cargar contra el «obispo sin alma» y dan la razón al revuelto clero guipuzcoano
Actualizado Miércoles , 10-02-10 a las 13 : 05
El nuevo obispo de San Sebastián, el donostiarra José Ignacio Munilla, no ha tenido un «estreno» que se diga muy dulce. Tras su toma de posesión el pasado fin de semana, en los últimos días ha tenido que sortear las críticas por la dimisión de toda la cúpula de la diócesis guipuzcoana, que juzgó «normal» en los micrófonos de la Cadena COPE porque es automático el «cese» de los vicarios cuando se jubila un prelado, y ayer, de nuevo ante otros micrófonos -los de la SER- provocó un terremoto político y social cuando dijo que «existen males mayores que lo que está pasando en Haití, como la crisis espiritual que atraviesa España».

Con el impacto todavía en mente de la inconmensurable tragedia que azotó el pasado martes Haití, con decenas de miles de muertos, las palabras de Munilla no encuentran comprensión entre personas como el lendakari Patxi López, quien ha tachado hoy de «fuera de la realidad» y del humanismo propio del cargo eclesiástico que ocupa Munilla, que añadió que aunque es triste lo ocurrido en Haití, es peor «el desarme moral y el materialismo de la sociedad».
López ha dicho hoy en la SER que estas manifestaciones de Munilla «no eran lo que necesitaba para su aterrizaje» al frente a la diócesis guipuzcoana y ha agregado que «están tan lejos de ese humanismo que tiene que tener el cristianismo que estoy convencido de que tendrá que salir a rectificarlas o a corregirlas». El lendakari considera que ésta debería ser la actitud del nuevo obispo de Guipúzcoa, «porque es incomprensible para cualquier persona que ante ese drama humano tremendo que está habiendo en la zona más pobre de toda América», Munilla se refiera a «no sé qué problemas de espiritualidad».

Munilla acusa de «distorsionar» con un titularEl propio Munilla ha salido al paso del temporal poco después para acusar a los medios de comunicación de «distorsionar y manipular» sus palabras sobre el terremoto de Haití al difundir un titular «injusto y extraído con fórceps» que, en su opinión, «sugiere desinterés e insolidaridad de su parte hacia los damnificados de la catástrofe» y ha justificado su declaración en el marco del «plano teológico» con la promesa de Dios de «felicidad eterna» tras el mal que sufren. Así se ha defendido el obispo, mediante un comunicado. En este sentido, el prelado ha detacado que «trataba de explicar que el mal que sufren esos inocentes no tiene la última palabra porque Dios les promete felicidad eterna». «En ese contexto utilicé la expresión "existen males mayores", refiriéndome explícitamente a otro tipo de mal, al pecado de quienes vivimos en los países ricos y somos cómplices de una opulencia insolidaria hacia los pobres», ha subrayado Munilla en alusión al plano de mal natural (como el desastre acaecido en Haití) y el artificial, provocado por el hombre.
En este sentido, ha señalado que precisamente en esa entrevista realizó una llamada de solidaridad con los damnificados del terremoto e incluso anunció que Cáritas Diocesana de Guipúzcoa (Diócesis de San Sebastián) había enviado 100.000 euros al país caribeño. «Además propuse a los ciudadanos que en las próximas fiestas patronales de la ciudad mantengan una austeridad solidaria en favor de los que sufren en ese país», ha indicado.

Muchos pasos más allá de la crítica a sus palabras han ido dirigentes como la secretaria de Política Internacional y Cooperación del PSOE, Elena Valenciano, que ha tachado de «cruel y desalmada» la declaración del prelado donostiarra y lo ha llegado a definir como el «obispo sin alma». Valenciano ha dedicado a Munilla un artículo en su blog en internet, que precisamente titula con ese membrete: «El obispo sin alma». «Mucha gente habrá comprendido por qué el clero vasco se mostraba tan crítico y reacio al nombramiento de este sujeto como obispo de San Sebastián».

Según la dirigente socialista, el tono en el que Munilla mencionaba a «esos pobres haitianos traducía su desprecio hacia el sufrimiento espantoso de la población masacrada por un terremoto y por 200 años de pobreza, dictaduras, corrupción política, analfabetismo, enfermedad y muerte». «Señor Munilla, tras la muerte, ¿dónde van los que no tienen alma?», le pregunta en un tono sarcástico Valenciano.

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