Ganó el Madrid al Villarreal. El luso completó sus mejores minutos como madridista pero se marchó del campo enfadado
Cristiano Ronaldo celebró su tanto con un recuerdo a los afectados por las inundaciones en su Madeira natal | AP
Actualizado
Lunes
, 22-02-10 a las 23
:
01
Cristiano Ronaldo completó ayer sobre el césped del Santiago Bernabéu uno de sus mejores partidos como jugador del Real Madrid. Uno de sus lanzamientos de falta, en los que consigue convertir el balón en un misil tierra-aire, abrió el marcador, pero no contento con ello, el crack de Madeira redondeó su brillante actuación dando el tercer gol, provocando el cuarto, asistiendo en el quinto, y forzando un penalti que Xabi Alonso convertiría en el sexto.
Sin embargo, precisamente el lanzamiento de ese penalti fue el motivo de un nuevo enfado del portugués, que una vez más abandonó el terreno de juego del coliseo blanco con la mandíbula apretada y la rabia asomando en sus ojos.
El de Madeira estaba siendo el mejor sobre el césped del Bernabéu, pero sus números se quedaban pequeños frente a los dos goles por cabeza que habían marcado ya Gonzalo Higuaín y Kaká. Es por ello que Cristiano estaba decidido a tirar el penalti que en los últimos minutos del partido él mismo había forzado para redondear su actuación y, como mínimo, quedar al nivel de sus compañeros. Sin embargo, el encargado de lanzar la pena máxima fue finalmente Xabi Alonso, lo que dejó al luso compuesto, si doblete y con un "mosqueo" importante. Un enfado que le hizo retirarse a los vestuarios con una cara que le llegaba al suelo y que no pasó desapercibida para espectadores, compañeros y, por supuesto, los periodistas.
A la salida de los vestuarios la prensa no dudó en preguntarle si le había molestado no poder lanzar el penalti, puesto que ni siquiera se había acercado a celebrar con Xabi el gol transformado por el donostiarra desde el punto fatídico. Y el portugués, con la cabeza más fría tras la ducha, contestó correcto pero irónico a la vez: "No pasa nada, da para todos. No estoy enfadado con nadie. Él me ha dicho que lo quería tirar y no pasaba nada. ¿Era obligatorio celebrarlo?... yo marqué e Iker no lo celebró conmigo... pero no pasa nada". Se le notó mucho. Sobre la hierba es un crack, pero tras el pitido final no sabe disimular.
Y de nuevo... la polémicaHoy, un día después, las palabras de Cristiano están en todos los medios de comunicación. En los meses que lleva en la Liga española ha quedado claro que al luso le gusta destacar, odia pasar desapercibido y es un perfeccionista, no se conforma con que su equipo gane los partidos y quiere ser siempre el mejor... Una forma de ser que pronto suscitó un debate que en las noches como ayer se intensifica: ¿Son su competitividad y su carácter ganador los que llevan al portugués a estas situaciones?, ¿o es que está dominado por un egocentrismo desmedido?.
El caso es que no es la primera vez que Ronaldo se marcha a la caseta visiblemente enfadado. Los objetivos de sus iras han sido desde el entrenador, por ejemplo cuando Pellegrini le cambió en el minuto 79 ante el Tenerife y se retiró del campo sin saludarle y pateando un balón que se encontraba cerca del banquillo, hasta él mismo. Ante el Almería, el portugués se descentró completamente tras fallar un penalti y ver cómo Benzema empujaba el rechace a la red. Ofuscado, congelado en el punto de penalti, ni siquiera celebró el tanto. Por contra, sí que celebró y de forma un tanto exagerada un gol marcado minutos después -quitarse la camiseta le costó la tarjeta amarilla- y se sobrerrevolucionó, ganándose la expulsión a un minuto del final por dar una patada a un rival.
Competitivo o egocéntrico, lo que resulta evidente es que el luso tiene un carácter fuerte, indomable, que le está generando tantos seguidores como detractores. Para los primeros Cristiano Ronaldo será siempre un ganador, un profesional competitivo hasta la médula, un perfeccionista... mientras que los segundos nunca dejarán de verle como un futbolista presumido, egocéntrico y exhibicionista hasta la desesperación.
Sin embargo, precisamente el lanzamiento de ese penalti fue el motivo de un nuevo enfado del portugués, que una vez más abandonó el terreno de juego del coliseo blanco con la mandíbula apretada y la rabia asomando en sus ojos.
El de Madeira estaba siendo el mejor sobre el césped del Bernabéu, pero sus números se quedaban pequeños frente a los dos goles por cabeza que habían marcado ya Gonzalo Higuaín y Kaká. Es por ello que Cristiano estaba decidido a tirar el penalti que en los últimos minutos del partido él mismo había forzado para redondear su actuación y, como mínimo, quedar al nivel de sus compañeros. Sin embargo, el encargado de lanzar la pena máxima fue finalmente Xabi Alonso, lo que dejó al luso compuesto, si doblete y con un "mosqueo" importante. Un enfado que le hizo retirarse a los vestuarios con una cara que le llegaba al suelo y que no pasó desapercibida para espectadores, compañeros y, por supuesto, los periodistas.
A la salida de los vestuarios la prensa no dudó en preguntarle si le había molestado no poder lanzar el penalti, puesto que ni siquiera se había acercado a celebrar con Xabi el gol transformado por el donostiarra desde el punto fatídico. Y el portugués, con la cabeza más fría tras la ducha, contestó correcto pero irónico a la vez: "No pasa nada, da para todos. No estoy enfadado con nadie. Él me ha dicho que lo quería tirar y no pasaba nada. ¿Era obligatorio celebrarlo?... yo marqué e Iker no lo celebró conmigo... pero no pasa nada". Se le notó mucho. Sobre la hierba es un crack, pero tras el pitido final no sabe disimular.
Y de nuevo... la polémicaHoy, un día después, las palabras de Cristiano están en todos los medios de comunicación. En los meses que lleva en la Liga española ha quedado claro que al luso le gusta destacar, odia pasar desapercibido y es un perfeccionista, no se conforma con que su equipo gane los partidos y quiere ser siempre el mejor... Una forma de ser que pronto suscitó un debate que en las noches como ayer se intensifica: ¿Son su competitividad y su carácter ganador los que llevan al portugués a estas situaciones?, ¿o es que está dominado por un egocentrismo desmedido?.
El caso es que no es la primera vez que Ronaldo se marcha a la caseta visiblemente enfadado. Los objetivos de sus iras han sido desde el entrenador, por ejemplo cuando Pellegrini le cambió en el minuto 79 ante el Tenerife y se retiró del campo sin saludarle y pateando un balón que se encontraba cerca del banquillo, hasta él mismo. Ante el Almería, el portugués se descentró completamente tras fallar un penalti y ver cómo Benzema empujaba el rechace a la red. Ofuscado, congelado en el punto de penalti, ni siquiera celebró el tanto. Por contra, sí que celebró y de forma un tanto exagerada un gol marcado minutos después -quitarse la camiseta le costó la tarjeta amarilla- y se sobrerrevolucionó, ganándose la expulsión a un minuto del final por dar una patada a un rival.
Competitivo o egocéntrico, lo que resulta evidente es que el luso tiene un carácter fuerte, indomable, que le está generando tantos seguidores como detractores. Para los primeros Cristiano Ronaldo será siempre un ganador, un profesional competitivo hasta la médula, un perfeccionista... mientras que los segundos nunca dejarán de verle como un futbolista presumido, egocéntrico y exhibicionista hasta la desesperación.



