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El tío Pepe

El tío Pepe fue a Madrid para hablar con Zapatero de tú a tú y le dijeron tururú. Y ahora quiere convertir el tururú en la Copa de Europa

Día 26/08/2010 - 06.58h
No. No ha tenido suerte el tío Pepe en Madrid. El tío Pepe, como comprenderán, es don José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía, hombre quizás demasiado circunspecto como para dotarlo de las virtudes del fino jerezano, pero que, a fuerza de repetirnos sus creyentes las bondades de su paladar, muchos lo tomaron por el tío Pepe de la política andaluza. Un tío buena gente, quizás un tanto estirado, poco recomendable para un acompañamiento por bulerías y, por lo que dicen, tan leído e instruido como un sabio de la antigüedad. A pesar de tan estimable fotografía, el tío Pepe, sigue sin tener suerte en Madrid. Y eso que juega en casa de sus amigos, de sus compañeros de partido. Ha regresado el tío Pepe de su entrevista con Zapatero casi con una mano delante y otra detrás, en bragas diría el castizo, si no fuera porque con solo nombrar tan íntima prenda se le falta el respeto al presidente de los andaluces y, de camino, se le recuerda a José María del Nido la bicha del norte de Portugal. Pero así son las cosas. El tío Pepe, pese a su casi helénica formación y a su grave persona, se ha traído de Madrid una goleada en contra. Por mucho empeño que pongan él y sus creyentes en pasear la copa del triunfo.
La goleada al tío Pepe se recordará tanto como la del Sporting de Braga al Sevilla el pasado martes. Tan dolorosa derrota no se puede vestir de largo ni maquillarla con palabras y poses. Es, incluso, temerario aspirar a convertir lo negro en blanco, porque por menos que eso algún observatorio de la mamela te acusa de racista. No. El tío Pepe fue a hablar con Zapatero, de tú a tu, y le dijeron en Madrid que tururú. Y ahora quiere convertir el tururú en la Copa de Europa. En un triunfo máximo de su capacidad de pacto para arrancarle a Zapatero lo que Andalucía necesita. PP e IU han coincidido en rebajar el triunfalismo del tío Pepe, diciéndole que no se vaya al corner y se bese el escudo de la camiseta porque, alma mía, en Madrid te dieron la del tigre. Y el tigre no es precisamente de Bengala. Lo es de León y aunque algunos lo consideren un Bambi, para otros no es más que un pastel del tamañito de un Tigretón. Baja, tío Pepe, baja del mármol de ese pedestal, que en Madrid te volvieron a poner la cara ( tan solo la cara, claro) demasiado roja…
La política de VPO y el acuerdo de intercomunicar las capitales andaluzas por AVE para el 2013 se las comió el tigretón en el primer round. Y del taco (1.500 millones) que los andaluces tenemos que devolverle al Estado por la liquidación de la anterior financiación autonómica no vamos a hablar. Porque es peor y la goleada más grande. Lo mejor del verano fue aquella salida de Arenas, sin necesidad de muletas, dando ideas para que Madrid nos aceptara el pago de esa deuda con solares. Que es como quieren pagarnos la deuda histórica. Eso es una muleta y no la del tío Pepe que, pese a que no ha dado una en casa de Zapatero, se quiere encajar en la tierra diciendo que ha cortado orejas y rabo en La Moncloa. Será para los críticos del sobre. Para los otros, para los que ni comen ni beben del sobre y del pobre creyente, la goleada no ha podido ser más espectacular. Por muchos ministros y consejeros que desembarcaran en Cádiz para decir lo que ya habían dicho dos semanas antes: que el puente de la Pepa se seguirá construyendo. No, tito, no. En Madrid nos la hemos comido entera, como el Sevilla en Barcelona y el otro día en Nervión. Lo prudente es callarse y hacerse el fino, como el Tío Pepe…
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