Jonás Beramí es Juan Castañeda en «El secreto de Puente Viejo». Este malagueño al que ya hemos visto en la quinta temporada de «El internado», vuelve a la pantalla con la nueva serie de tira diaria de Antena 3. Beramí cuenta que está muy entusiasmado con esta historia porque el guión le enganchó desde el primer momento que lo leyó y promete una gran historia en la que compartirá escena con actores como Megan Montaner, Álex Gadea, María Bouzas y Sara Ballesteros. Juan Castañeda es un chico de origen humilde que se debate entre el amor y la rebeldía.
—¿Quién es Juan Castañeda?
—Es un chico de una familia muy humilde que no está conforme con el sistema impuesto en la época. Él salió de su pueblo para estudiar Bellas Artes, por lo que ha visto más mundo que su familia. Sus padres son muy tradicionales y están sometidos a los maltratos de doña Francisca Montenegro, hasta que llego yo y me rebelo porque no estoy de acuerdo, creo que las cosas tienen que cambiar, que los trabajadores también tenemos derechos. Mi familia se horroriza y me dicen que me calle, para seguir comiendo, pero no me callo y por eso doña Francisca va a por mí a muerte.
—¿En qué se parecen Juan Castañeda y Jonás Beramí?
—Yo me identifico con el personaje en que soy muy romántico y he sido bastante rebelde en mi vida, en el colegio… No me gusta que me digan «esto se hace porque yo lo digo». A mí me tienen que explicar las razones de por qué las cosas son de una manera u otra.
—¿Cuál ha sido el mayor reto al que se ha enfrentado con esta interpretación?
—Lo que más me cuesta es que este chico vive a principios de 1900 y yo soy muy actual, entonces me resulta difícil coger el código de esa época. Me gustan los textos porque están muy bien escritos, todo acorde con el tiempo en el que se desarrolla la historia, pero familiarizarte con ese tipo de lenguaje es muy difícil.
—Se inició hace apenas cinco años en el mundo de la interpretación, ¿qué le motivó?
—El gusanillo de la actuación me picaba desde hace mucho tiempo. Pero yo, al ser de un pueblo que no está tan en contacto con este mundo como lo puede estar Madrid, lo veía muy lejos. Mi madre siempre me lo decía y yo lo veía como un disparate hasta que un día dije: «Mira, ¿por qué no?». Estaba cansado, ya no estaba a gusto con lo que hacía, trabajaba antes en un hotel, y esto me llamaba mucho, así que me lancé a la piscina.
