¡Que lo pidan¡ La voz de Elena Salgado sonó con suficiencia entre el público que asistía ayer a la intervención de Joaquín Almunia en un encuentro organizado por KPMG y Europa Press. La vicepresidenta contestaba así a una pregunta formulada al comisario europeo sobre las repercusiones que el rescate de Portugal tendrá en España.
El Gobierno está confiado en sus posibilidades y mantiene el tipo ante la nube negra que acecha la Península Ibérica. España está ya sola ante el peligro, pero el cortafuegos que la Unión Europea ha situado en la frontera portuguesa está dando sus frutos, de momento.
La renuncia de José Sócrates aboca al país vecino a un rescate que será oficialmente solicitado como reclama la ministra de Economía, pero eso no ha supuesto un ataque de los mercados contra la deuda del Reino, lo que induce a pensar que Zapatero ha obtenido buena nota después de la primera ronda de ajustes en nuestro país.
El drama es que el Gobierno de Lisboa ha tenido que tirar la toalla tras cuatro asaltos de reformas interminables. No hace todavía un año que el primer ministro luso vino a Madrid para ilustrar un Foro de ABC con su experiencia de cambio económico, alardeando de los esfuerzos que Portugal estaba llevando a cabo en segmentos básicos como pensiones, mercado laboral, sistema energético, modelo educativo y reducción de la Administración Pública. Fue la penúltima lección presencial que Sócrates impartió en España sobre la crisis. La última la dictó a distancia con su dimisión del miércoles y la eventual convocatoria de elecciones anticipadas.


