Recientemente se han publicado, muy oportunamente, cuatro estimaciones que conviene recoger. La una, es el famoso y mensual «"The Economist" poll of forecasters», correspondiente al mes de abril. Se elabora gracias a los pronósticos ofrecidos por los expertos de veinte entidades muy importantes del mundo financiero, que por orden alfabético se inician con el Bank of America y concluyen con UBS. Ofrece los pronósticos para las trece economías mundiales de más peso, entre las que se encuentra España. Consideran que nuestro PIB crecerá en 2011 un 0,5%, rebajando el pronóstico de marzo de 2011. De este modo no sólo nos colocamos en la posición de ser la economía de este grupo que menos crece, sino la que, con Australia, Japón y Estados Unidos, presenta peores perspectivas en esta encuesta que en la anterior. Para el año 2012, se prevé que el PIB español avance sólo un 1,1%, y también este aumento es el menor de todo este grupo. También existe con España un pequeño grupo que empeora respecto a la estimación de marzo, constituido por Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y España. Asimismo, se prevé para 2011, un IPC español del 2,5%, mayor que el que se preveía en marzo de 2011, y únicamente se cree que tendrán una inflación para este año mayor que la española, Australia, Gran Bretaña, e igual a la nuestra la de Estados Unidos. Y ninguno en 2011 va a tener un déficit por cuenta corriente tan alto, en porcentaje del PIB, como el español en 2011. En 2012, se espera que este déficit, en porcentaje, únicamente lo superarán el italiano y el norteamericano.
Por su parte el «Informe Mensual» de «la Caixa», correspondiente a abril de 2011, que suele ofrecer pronósticos muy acertados, prevé un incremento del PIB para 2011 del 0,5%, un déficit del Sector Público del 6,4% del PIB y una tasa de paro del 20,4%.
Otra indagación es la contenida en el «Informe de proyecciones de la economía española» que aparece en el «Boletín Económico» del Banco de España, correspondiente a marzo de 2011. Después de la caída del PIB en 2010 de un 0,1%, que es definitivo, se considera que la previsión de crecimiento del PIB en 2011 será del 0,8%. Esta era la magnitud prevista para 2010 por el Servicio de Estudios del Banco de España, pero ahora se espera que, aunque pequeño, exista un incremento del PIB que se considera va a mantenerse a lo largo de 2012, previéndose para tal año un incremento del PIB en un 1,5%. Este aumento, aunque débil, ya sería significativo, y se justifica en este «Informe» por basarse «en una lenta recuperación de la demanda nacional y por una trayectoria más favorable de las exportaciones que seguirán beneficiándose de la continuación de la fase expansiva de la actividad mundial y de las mejoras de competitividad que se obtuvieron durante el pasado ejercicio». Pero también se prevé que las condiciones financieras se endurezcan, «en la medida en que los tipos de interés del crédito bancario van a reflejar, tanto el aumento esperado de los tipos de interés interbancario como el efecto sobre los márgenes asociado al encarecimiento de la financiación mayorista en el último año».
Lo que también ofrece la cuarta estimación, concretamente la de «Capital Economics», es el grado de probabilidad de que la economía española caiga en una situación de quiebra a lo largo de los próximos años. Después de haber crecido esta probabilidad del 0% a inicios de 2008, a más del 25% a finales de 2010, ahora se mantiene ligeramente por debajo del 20%, mientras que el riesgo para Portugal e Irlanda anda por el 40% y el de Grecia casi alcanza el 60%. Por eso, probablemente, titula su editorial «Financial Times» de 8 de abril de 2011, «Dibujando una raya en la arena ibérica», al considerar que «Madrid ha hecho lo que no ha efectuado Lisboa: la toma de medidas drásticas para cortar el déficit, con lo que se embarcó en reformas para hacer la economía más eficiente y no ahorró esfuerzos para transmitir confianza a los inversores en bonos».
Todavía son más claros Jonathan House y Markus Walker en su artículo «Spain dodges contagion in bond sale», publicado en «The Wall Street Journal» de 8-10 abril 2011. Ese «hacer regates al contagio» en el mercado de la deuda pública lo ha logrado España, frente a lo sucedido en Portugal porque «España tenía un déficit presupuestario mayor, crecimiento más bajo y desempleo más alto que Portugal en 2010. Sin embargo, (ahora) España tiene un porcentaje considerablemente menor de deuda pública que Portugal, y el conjunto de su economía es menos dependiente que la lusitana del ahorro exterior», aparte de que continúan los inversores internacionales tienen confianza en que se va a resolver el problema de las cajas de ahorro, «después de que Madrid colocó con septiembre una barrera para que los bancos pusieran en orden unos nuevos mínimos en sus niveles de capital».
Lo que se ha dicho desde el mundo financiero es que España no parece que vaya a perturbar con fuerza los mercados de deuda pública, no que vuelva a una etapa de sólido crecimiento. Para eso son precisas medidas mucho más serias que las adoptadas hasta ahora. Pero eso es ya algo que debe preocuparnos a nosotros, no a esos mercados financieros que andan angustiados con otras cuestiones. A eso se reduce una posible esquizofrenia en los juicios sobre España y su economía.


