Desde hace unos años, el popular restaurante Casa Maera, situado en el Barrio León sevillano, abre cada Lunes Santo a mediodía pero sólo para el grupo de amigos al que los propietarios, Antonio y Ramona, invita opíparamente a almorzar con motivo de la salida de la Hermandad de San Gonzalo, a la que se va viendo calle arriba desde que inicia su recorrido en la parroquia y, ya a escasos sesenta metros del establecimiento, cuando da la primera revirá.
Bueno, pues este año, entre ese grupo de invitados se encontraba Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, y menciono el hecho por algo que, aunque ya hace años que conozco a Cayetana, me llamó poderosamente la atención porque nunca la había tratado en circunstancias como esta que comento. Y eso que me llamó tanto la atención fue el enorme cariño y simpatía que esta señora despierta entre todo tipo de gente; porque en ese cortito recorrido que hay desde donde discurre la cofradía a Casa Maera, una vez ya pasado el palio y en el camino de regreso al restaurante —que ella cubrió despacito y del brazo bien de Javier Maza, bien de Manuel Román Silva, bien del mío—, no se pueden imaginar la de veces que tuvo que hacer una parada para retratarse, con niños, jóvenes, mayores o grupos de personas sencillas, que se lo pedían y la saludaban con un afecto sincero, y además, le regalaban estampitas, que entre las que esas personas le dieron y las que le habían dado antes los nazarenos, llevaba como para empapelar todas las paredes del Palacio de las Dueñas. Y ella, encantada, se paraba sin dudarlo, saludaba, se retrataba con todos y besaba a los niños. Vamos, que como dije hace unas cuantas semanas, hay en España tres instituciones que si no existieran habría que inventarlas: la Guardia Civil, La Legión y la duquesa de Alba.
Premio al flamenco. Y corto y cambio para entrar en el apartado de honores y agasajos varios, pero desde una vertiente flamenca. Porque se trata de que la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música celebrará el próximo 18 de mayo, en el Teatro Arteria Coliseum de Madrid, la gala de los XV Premios de la Música, y resulta que a la Bienal de Flamenco de Sevilla ha concedido un Premio Especial a la Difusión, pero como personificando en dicha Bienal el homenaje que la Academia quiere tributar al flamenco en general, «por su valor musical, la influencia que ejerce en otros estilos musicales y la riqueza cultural que incluye su transmisión, enseñanza y práctica, además de la innegable dimensión internacional que le acompaña y crece día a día».
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