Antonio Cruz García fue su nombre, aunque a la historia del flamenco ha pasado como Antonio Mairena, pues natural de Mairena del Alcor fue. Y qué duda cabe que Antonio fue un gran maestro del cante, un maestro que además de su indudable magisterio, supo también llevar para adelante una labor de proselitismo que tuvo elevadas dosis de autoengrandecimiento, creando a su alrededor una cohorte de fieles seguidores incondicionales, para los que —más papistas que el papa— todo aquello que no fuera mairenismo no valía; y como muchos de esos fieles seguidores fueron gente importante en el mundo del flamenco y la cultura, su adhesión inquebrantable motivó que durante años sólo tuviera vigencia el cante de Mairena y/o de los mairenistas.
Pero aquella etapa —que ha durado hasta anteayer— pasó, y las generaciones de ahora, tanto de cantaores como de aficionados, ya han descubierto que antes y después de Antonio Mairena también ha habido y hay grandes intérpretes flamencos, por lo que en la mente de gran parte de los actuales integrantes del mundo jondo, el maestro de los alcores se encuentra situado en su justo término, que es, a qué dudarlo, la consideración de un grandísimo e importantísimo cantaor; pero no el único.
Y les cuento todo lo anterior como prólogo de la información que les traslado: la publicación del libro «Antonio Mairena, la forja de un clásico del cante flamenco» (Almuzara), del que es autor el profesor y escritor José Cenizo Jiménez, y cuyo contenido es una biografía de este artista que, también es cierto y hay que resaltarlo, alcanzó los más grandes honores que ningún cantaor ha logrado, como la tercera Llave de Oro del Cante, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, la Medalla de las Bellas Artes o el título de Hijo Predilecto de Andalucía.
Gira musical. Y aunque sigo con el arte, hay un cambio de género, porque entro en la música clásica de la mano de la gran guitarrista sevillana de fama internacional María Esther Guzmán, tan internacional, que como mil veces he escrito aquí, aparte de los numerosos conciertos que ofrece por el mundo, todos los años realiza una gira por Japón, donde tiene un renombre que no se pueden imaginar; y la gira de este año es la que me mueve a escribir hoy de María Esther, pues salió para el país del sol naciente el pasado miércoles 11 y allí estará hasta el 1 de junio, deleitando con su música a públicos de Osaka, Kobe, Tokio, Yokohama y otras ciudades del sur; y además de los conciertos, la artista hispalense también impartirá diversas clases magistrales.
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