Columnas

sol921

Columnas / puntadas sin hilo

Para el mosqueo, pastillas Timoteo

Día 12/06/2011 - 00.31h

Acaso movido por un encomiable espíritu solidario, el ya ex alcalde de Sevilla decidió en el último día de su mandato dilapidar su imagen pública de la misma forma que había dilapidado durante los últimos años las arcas municipales, dejando su perfil político y humano tan arruinado como las finanzas del Ayuntamiento. La decisión de Alfredo Sánchez Monteseirín de no acudir a la toma de posesión de su sucesor describe a un dirigente inmaduro, rencoroso, con muy escasa conciencia democrática y una egolatría desmedida; en definitiva, nada que los que hemos seguido su gobierno no supiéramos ya.

Estos son los dirigentes que no necesitamos. Políticos que creen que las instituciones pertenecen a su partido por algún derecho histórico. Que consideran la derrota electoral como una afrenta, y no como la elección del pueblo en su libre albedrío. Que están convencidos que en la democracia sólo caben sus ideas, porque son las verdaderas. Que creen que hay ciudades del PP y ciudades del PSOE, cuando las ciudades sólo son de los ciudadanos. Que consideran que su gestión es tan valiosa que legitima su permanencia en el poder, y si las urnas dicen otra cosa es que los votantes se han equivocado. Que están convencidos que el Ayuntamiento es propiedad del partido que gobierna, cuando pertenece a todos y cada uno de los concejales que componen el pleno. Que consideran a la oposición como un ente extraño e inútil, y la expulsan de los órganos de dirección públicos. Que catalogan a los medios de comunicación como instrumentos serviles del poder, discriminando a cualquier voz crítica. Que gobiernan sólo para los suyos. Que conciben la política como un campo de trincheras. Políticos que no admiten la derrota.

Monteseirín, quien en 1999 recibió el relevo de manos de una dirigente del PP que había ganado las elecciones, ha preferido tomar las de Villadiego antes que retratarse cediendo el testigo a la que ha sido su oposición durante doce años. Afortunadamente para el PSOE, José Antonio Griñán ha demostrado que en su partido queda dignidad democrática y le ha suplido. Enhorabuena al presidente de la Junta y los mejores deseos para Monteseirín en su vida privada y su carrera como médico. Quizás debería retomar su profesión medicándose a sí mismo de acuerdo con aquella antigua receta infantil: para el mosqueo, pastillas Timoteo.

Búsquedas relacionadas
  • Compartir
  • mas
  • Imprimir
publicidad
Lo ?ltimo...

Copyright © ABC Periódico Electrónico S.L.U.