La Junta de Andalucía no ha dejado de poner paños calientes a nuestro anticompetitivo sistema educativo desde que los informes Pisa hicieran visibles para todo el mundo los catastróficos efectos de la Logse. Las asociaciones de profesores, sindicatos de enseñanza y apas y ampas no «psoeizadas» ya venían denunciado desde mucho antes que los expertos de la UE la caída en picado de la calidad de la enseñanza, la deficiente aplicación de la Logse (una ley «sueca» que necesita mucho dinero para no dejar a ningún alumno detrás sin acabar antes con los que pueden y quieren seguir adelante) y los graves problemas a los que se enfrentaban los docentes para lograr sus objetivos pedagógicos en un ambiente educativo de desinterés y desmotivación del alumnado; pero la Junta, como en otras cosas, no fue a la raíz del problema sino que puso maquillaje, sombra aquí, sombra allá, a las crecientes cifras de fracaso escolar con la filosofía de los aprobados generales o la de las paguitas a los profesores que aprobaran más. Tras fracasar en su intento de comprarlos, lo intentó después con los alumnos a base de becas-salarios de 6.000 euros anuales, Griñán se ha sacado ahora de la chistera de las arcas autonómicas otra «paguita» para los «ninis» que se «reenganchen» a los institutos. Aparte de que sólo hay pasta para soltarle los 400 euros a unos 3.000 «ninis» de los más de 300.000 que hay en Andalucía, este dinero no puede arreglar un sistema docente en el que ya ni se cubren las bajas de los profesores y en los que los docentes «de apoyo»de los que hablaba la Logse para hacer efectiva la «integración» hace años que son historia. Si en poco tiempo se baja de Primera a Tercera Regional, como ha pasado con la enseñanza pública, no es posible recuperar el terreno perdido fichando sólo a un buen portero o comprando al árbitro. Hace falta cambiar la plantilla de arriba abajo y la filosofía del juego. Pero Griñán no tiene fuerza ni ideas para eso.