«El vuelo acrobático como afición no es más complicado que la navegación o montar a caballo. También puede ser una práctica de fin de semana»«En septiembre participaré en el Campeonato del Mundo en Italia y mi objetivo es una medalla. Y estamos haciendo exhibiciones en los grandes premios de Moto GP»
Día 13/07/2011
Le enganchó la acrobacia casi por casualidad...
—Así es. Yo era piloto privado y un amigo me invitó a hacer un curso de maniobras de recuperación, de cómo puedes sacar un avión adelante si tienes un problema. Sin mayor afán. Pero ahí entraba un poquito de acrobacia y fue un descubrimiento. ¡Bueno, mi vida! Ves que puedes controlar una máquina como a ti te dé la gana, y te enganchas. Porque no hay límites, siempre hay algo nuevo que aprender y tiendes al infinito.
—No será usted el cliente soñado por los agentes de seguros.
—Ja, ja, ja. La acrobacia es bastante segura, no hay demasiados accidentes.
—¿Es tan complicado como parece?
—No. No más complicado que navegar o montar a caballo, si esas disciplinas las llevas a la búsqueda de la perfección. Si quieres ser un mero aficionado o practicarlo los fines de semana, lo puedes hacer. Y si quieres ser campéon del mundo, como es mi caso, pues necesitarás más motivación y vivir con ello, como me decía mi gran amigo y entrenador Vytas Lapenas, que murió en un accidente. Hay que irse a la cama soñando con la maniobra que estás preparando.
—¿España cuenta en este deporte?
—Los españoles reaparecieron con fuerza en 1964 y desde entonces, con algunas lagunas, ahí estamos. Porque en este tipo de deportes existe un efecto mariposa: si empieza a practicarlo alguien con especial carisma, arrastra a más gente, pero cuando esa persona lo deja, todo se desvanece. La última gran época de la acrobacia española la inició Alex Maclean, un gran amigo que falleció el año pasado en un accidente aéreo, en un entrenamiento.
—Como siga mencionando el trágico sino de sus ídolos no le será fácil fomentar la afición.
—Pero el caso de Vytas Lapenas no es como el de Alex, porque se estrelló en un autogiro en Lituania, no con acrobacias. ¡Lo que ocurre es que de nuestro deporte solo se habla cuando hay un accidente!
—¿Sus retos inmediatos?
—En agosto voy al World Elite Aerobatic Formula en Riga, donde tienes que cubrir un programa acrobático, pero vuelas contra el tiempo. Es un rally: no tienes que poner tanto empeño en la perfección de la figura, sino completarla antes que los demás. La gente que entra ahí está en el «top ten» del mundo. Y en septiembre participaré en el Campeonato del Mundo en Italia.
—¿Se puede vivir de esto?
—No. Yo ahora trabajo como piloto de carga. Pero este año se nos ha aparecido la Virgen, con el patrocinio de Repsol y Breitling, y estamos yendo a los grandes premios de Moto GP a hacer exhibiciones. Eso nos está dando una proyección increíble. Hemos estado ya en Montmeló y en Jerez.
—¿Lo más espectacular es lo más difícil?
—No necesariamente. Decía Alex MacLean que una maniobra sencilla bien hecha puede ser tremendamente espectacular. Un simple «looping» majestuoso y perfecto puede ganar un campeonato del mundo.
—¿Cuál es el menú básico de maniobras?
-Se dividen en «loopings», líneas verticales, líneas a 45 grados boca arriba y boca abajo, horizontales boca arriba y boca abajo. Y rotaciones sobre el propio eje, o sea, los toneles. Buscamos la geometría.
—¿Ahí arriba se le dispara la adrenalina?
—En la competición internacional es más cuestión de controlar el estrés que de adrenalina.
—Pues volar boca abajo debe de tener su punto.
—Te acostumbras. Es como si estás en la cama con la cabeza echada hacia atrás, y lo que ves es el mundo al revés. No pasa nada, estamos hartos de verlo así sin hacer acrobacias.
—¿Qué espera del Campeonato del Mundo?
—Estar fuera de los diez primeros sería salirme de lo que he estado haciendo normalmente. Uno de los tres primeros puestos es mi objetivo. La medalla.
—¿Se empezaría a forrar por fin, en ese caso?
—Ja, ja, ja, para nada. Como digo yo, palmada en la espalda de oro, de plata y de bronce.
ANTONIO
ASTORGA
VIRGINIA
RÓDENAS