La colonia más importante de coral anaranjado (Astroides calycularis) se encuentra en España, en concreto en Ceuta y Melilla. Aunque su presencia también se detecta en las Islas Canarias y Salobreña, la costa tropical de Granada (Andalucía).
La Fundación Museo del Mar de Ceuta (FMMC), gracias al apoyo de la Fundación Biodiversidad (FB), dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), ha puesto en marcha el programa Astroides Calycularis, que busca preservar el coral anaranjado a partir de su ordenación efectiva.
«Hay mucho que hacer en Ceuta, un punto caliente de biodiversidad, en el campo de la biología marina. Si bien es cierto que con anterioridad nos centramos en la ecología de este coral, ahora ahondaremos en su historia natural, su conservación y todo lo que podamos averiguar sobre las consecuencias del cambio climático. En los últimos ochenta años, por ejemplo, la temperatura del Mediterráneo ha aumentado un grado», explica Oscar Ocaña, presidente de la FMMC.
El coral anaranjado constituye un valioso bioconstructor y bioindicador, debido a que se trata de una especie tropical antigua muy sensible a la alteración de su hábitat, señala Estrella Merino, coordinadora del proyecto. «El hecho de que se observen colonias de coral anaranjado donde antes no existían evidencia que la temperatura del mar ha subido», subraya.
El nuevo plan «incluirá a Ceuta en los libros científicos y apoyará una bonanza económica posterior», ha manifestado el delegado de Gobierno en la ciudad autónoma, Francisco Antonio González.
Empleo sostenible de los recursos
A diferencia del coral rojo, el anaranjado no tiene uso alguno en joyería. Pero sí supone un interesante atractivo turístico. «Ceuta posee un buen número de escuelas de buceo; también disponemos de un puerto grande que cada verano recibe una gran afluencia de cruceristas. No hemos pensado criar coral para su venta. Lo que perseguimos es que su salvaguarda estimule el deseo de las personas que nos visitan a la hora de sumergirse -de manera responsable- en nuestras aguas», comenta Merino.
La presión humana amenaza la supervivencia del coral anaranjado: el impacto de los barcos y sus anclas y el vertido de aguas fecales al mar son solo dos ejemplos.
«El estudio científico de la especie (dónde se localiza y cuál es su estado) ayuda a la Administración a establecer las medidas de control. Pero donde no llega ésta debe imponerse el sentido común. La sensibilización y la divulgación sobre la necesidad de cuidar y respetar nuestro patrimonio natural es fundamental. La recuperación del coral anaranjado no resulta tan rápida como la extracción no autorizada de muestras que puedan practicar los buceadores», concluye Merino.