FUNDACIÓN EMET ARCOIRIS

Auxiliadora Fernández: «Las adicciones están muy ligadas a la violencia de género»

La organización ha puesto en marcha varios proyectos pioneros que trabajan las adicciones en mujeres víctimas de violencia de género y tiene previsto iniciar una terapia en la misma línea con maltratadores

Emet Arcoiris se fundó con el propósito de acompañar a personas con necesidades específicas que no eran cubiertas y desde el año 83 comienzan a trabajar con los problemas de adicciones. En el tiempo que ha pasado, ha cambiado todo y nada. Todo el área de trabajo se ha transformado con nuevos perfiles y nuevas adicciones, y nada se ha modificado de su forma de acercarse a la debilidad humana: cariño, afecto, mucha honestidad para ganarse la confianza y disciplina para abandonar un camino que les perjudica. Auxiliadora Fernández, la directora de la fundación, habla sobre sus proyectos y los retos que se les plantean.

—¿Cómo trabaja Emet Arcoiris?

—Somos una fundación de ámbito estatal y contamos con siete centros para atender a nuestros usuarios. Dentro de esto, tenemos dos comunidades terapéuticas, una para hombres y otra para mujeres, siendo la única en Andalucía que atiende solo a mujeres (el resto son mixtas o solo para hombres), porque hay diferencias complejas en los tratamientos de cada uno y vimos la necesidad de prestar un servicio especializado. También contamos con dos centros de menores en los que se presta una atención específica para los trastornos de conducta, y un centro que inauguramos el año pasado de atención a mujeres subsaharianas que llegan a las costas andaluzas.

—¿Esto quiere decir que el problema de las adicciones está en todas las edades y grupos sociales?

—Así es, Las adicciones no conocen status, género o situación económica. Al principio atendíamos sobre todo a hombre heroinómanos, después el consumo se abrió a otras drogas y cada vez más jóvenes experimentaban con ellas. La mujer también se incluye desde siempre en el grupo e las adicciones pero nos hemos visto en la necesidad de realizar tratamientos específicos. Por ejemplo el proyecto con el que innovamos hace unos años para ayudar a las mujeres en situación de violencia de género que se quedan fuera de las medidas de protección porque son drogodependientes.

Auxiliadora en su despacho tras la entrevista (Fotos: Valerio Merino)

—¿Han encontrado relación entre la violencia de género y el consumo de alcohol o drogas?

—Las adicciones están muy ligadas a la violencia de género. En un estudio interno encontramos que casi el 90% de las mujeres atendidas habían sido o eran víctimas de violencia de género. Lo que no sabemos es qué se produce antes. Igual que en los hombres relacionados con la violencia en el hogar, también hay altas cifras de consumo. Por eso vamos a empezar a trabajar este año con varones maltratadores en conjunto con el Centro de Internamiento de Integración Social de prisión. Es una forma de cerrar el círculo para ayudar a erradicar el problema.

—¿Les cuesta a los usuarios seguir un tratamiento en comunidad?

—Es difícil pero llegan convencidos. Ese es el primer paso. Salir del entorno y reconocer que necesitan ayuda. La mayoría de las motivaciones que traen son externas: bien por familiares o porque pueden ir a prisión. Pero con esto nos vale para empezar y que después encuentren motivaciones en sí mismos.

—¿Cómo es el trabajo con las mujeres subsaharianas?

—Con ellas tenemos una misión especial ue es proteger a sus hijos porque muchos menores desaparecen con las madres, víctimas de redes de tratas. Intentamos detectar en ellas los motivos que les han llevado a salir del país y formarlas en salidas y oportunidades aquí.

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