Cristian Delgado: «Nos toca ponernos en su lugar y amarlos»
En ocasiones, mantenemos los ojos cerrados a otras realidades hasta que nos tocan de cerca. Esto es lo que le sucedió a Cristian. «En el año 2013 mi hermano sufrió una enfermedad mental y lo que descubrí fue que hacen falta más personas para ayudar a este colectivo», relata el voluntario de Asaenec, Cristian Delgado.
Una vez que su hermano se recuperó, «encontró su sitio», Cristian quiso agradecer al departamento de salud mental del Hospital Reina Sofia ya la sociedad todo lo que habían hecho por su hermano. Así que se hizo voluntario. «Me presenté en Asaenec y dije: quiero ayudar, en lo que haga falta».
Su profesión está ligada al ámbito de los recursos humanos y en la entidad realiza talleres de motivación e imparte herramientas para mejorar la calidad de vida de personas con enfermedad mental. « Les vengo a contar que se puede salir, pero tienen que poner de su parte. Estamos aquí para ayudarles», manifiesta el joven.
En sus sesiones tiene entre 10 o 12 asistentes y reconoce que solo un tercio tienen la esperanza de recuperarse. «Se sienten los peores, son muy negativos. En los talleres quieren que enfoquemos todo a la búsqueda de empleo pero yo vengo acotarles que hay cosas más gratificantes que nos dan la felicidad y luego vendrá el trabajo», detalla Cristian. Además, en su opinión, no es tanto el esfuerzo por encontrar trabajo, sino por mantenerlo, cosa que cuesta más a estos usuarios.
Tras la experiencia con su hermano, Cristian considera que el apoyo de la familia es imprescindible. «Si tu entorno familiar más cercano no es favorable, será un poco más difícil recuperarse. Luego están las instituciones -como Asaenec- que tratan a las personas que no tienen un entorno familiar cómodo par darles el mayor bienestar».
El reto para este colectivo es «romper el estigma de la sociedad y el entorno empresarial». Cuando llega un currículum de una persona con disparidad, se descarta sin valorar de forma íntegra a esa persona. Y Cristian reflexiona: "tenemos que estar abiertos y romper este estigma".
A la hora de tratar con ellos, el voluntario subraya que lo principal es la «empatía». «Nos toca ponernos en su lugar y amarlos. Entiendo que los no quieren estar de esta manera». En estos momentos recuerda cuando visitaba a su hermano durante su recuperación y pensaba: «el rato que tengo para verlo tengo que hacerlo el más feliz del mundo porque no sé cuándo lo voy a volver a ver».
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