Un día en Casa Libertad, un refugio también para verano

El centro de día de Prolibertas cuenta en verano con gran afluencia de usuarios que huyen del calor buscando el descanso y el aprovechamiento del tiempo

El frío en los meses de invierno es duro para las personas que no tienen hogar pero en el otro extremo, el calor del verano cordobés también es difícil de soportar en situaciones de calle. El centro de día Casa Libertad de Prolibertas actúa como refugio también en los meses estivales en los que la frecuencia de usuarios prácticamente se mantiene.

Este recurso, que la entidad inauguró en 2018, ha permitido aumentar y mejorar los servicios que Prolibertas ofrecía hasta el momento a las personas sin hogar y su impacto ha sido tal, que las cifras de usuarios han triplicado las expectativas. En verano, aunque disminuye la afluencia, siguen llegando entre 40 o 50 personas diarias. Este centro se ha convertido ya en una referencia para las personas que no cuentan con las condiciones adecuadas para vivir y un día en Casa Libertad es descanso, alimento, relaciones y promoción de uno mismo.

Las puertas se abren a las 9 de la mañana y es el momento, para muchos, del verdadero descanso. «Hay mucha gente que duerme en la calle porque al no ser período de ola de frío, hay recursos que no abren plazas extra para pasar la noche. Como ese no es un lugar idóneo, lo primero que hacen los usuarios que llegan es sentarse en los sillones de la sala de descanso», explica el delegado de Prolibertas en Córdoba, Eduardo García.

Para otros lo primero es el desayuno, y quien quiera puede tomar un café, leche, zumo o infusiones junto con tostadas o fruta. Y después de unas primeras horas, las propuestas son variadas. «Lo más importante es que es un lugar con aire acondicionado», apunta García, «y eso ayuda a soportar el extremo calor de Córdoba especialmente en las principales horas del día».

Así que en las diferentes salas se puede escoger leer la prensa, un libro o jugar una partida de ajedrez o cualquier otro juego de mesa con los técnicos u otros usuarios. «Hay un técnico social y dos integradores, uno por la mañana y otro por la tarde, más una personas de apoyo. Ahora con las vacaciones hay menos personal y es imposible tener más apoyo, pero se intenta cubrir lo máximo posible», apunta García.

Otra de las salas es el aula TiCs Cristo de Gracia, en la que la hermandad de dicho nombre ha donado ocho ordenadores para uso de las personas que acuden al centro de día. «Pueden usar los equipos para preparar un currículum, buscar vivienda y también ofertas de trabajo, y para ello pueden contar con la ayuda de un técnico», detalla el coordinador. Incluso tienen zona wifi gratuita para conectar sus dispositivos. Esto también ayuda a pasar el día.

Uno de los servicios fundamentales en verano es el de lavandería, en el que los usuarios pueden asear su ropa según los turnos que se les asignen. O depositar sus pertenencias en consigna si salen a la calle para no tener que cargar con ello. También tienen asistencia de un técnico social dos días en semana para que conozcan los itinerarios a seguir y los recursos que le ofrecen los Servicios Sociales.

A las 13:00 horas se cierra Casa Libertad para que los usuarios vayan al Comedor de los Trinitarios, gestionado por la misma entidad, para el almuerzo. Y las puertas se vuelven a abrir a las 15:00 y hasta las 20:00. En medio de esta franja ofrecen en este recurso una merienda.

En los meses de verano, aunque se reducen las actividades que se organizan, también hay una agenda en la que salir y vivir experiencias. Como visitas a la piscina o a instituciones como la Diputación. También ser organizan algunos talleres sobre temas de salud y de actividades ocupacionales. La actividad no cesa por vacaciones en Casa Libertad porque sus usuarios, sea invierno o verano, siguen buscando recursos para vivir dignamente.

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