Abderramán, un refugiado del Sáhara: «En Córdoba hemos aprendido que todos somos iguales»
Llegan desde Venezuela, Colombia, Siria y países del África Subsahariana. Todos abandonan sus hogares, gran parte a sus familias, dejan sus países por conflictos armados, delincuencia y pobreza y se convierten en refugiados. Abderramán, un refugiado del Sáhara que lleva seis meses en la provincia explica lo que ha sentido al llegar a Córdoba: «hemos aprendido que todos somos iguales».
Todos buscan mejorar sus condiciones de vida y poder volver. «Me dejé a mi familia y sufro porque lo están pasando mal. Se quedaron viviendo en un campamento en el desierto donde no hay nada, ninguna posibilidad de trabajo. Mientras podamos regresar a nuestra tierra, he tenido que salir a buscarme la vida para poder ayudarles», relata Abderramán. En este día está recreando una ceremonia del té con su compañero Habub dentro de las actividades que ha preparado Cruz Roja para conmemorar el Día Mundial de los Refugiados.
«Ofrecer el té en nuestra cultura es un símbolo de recibimiento. Si tiene espuma significa respecto y buena acogida», explica Habub mientras se esmera en hacer espuma con esta infusión traída de su tierra. En el Paseo de la Victoria ofrecen sus vasos a alumnos de colegios, mayores de residencias y todos los viandantes que quieran acercarse. Se les ofrece desde esta bebida pasando por un taller de henna, trenzas hasta clases de baile y unas gafas de realidad virtual para mostrarle la realidad de los refugiados.
«Intentamos que la sociedad cordobesa se comprometa con la lucha por la integración, sensibilizar a la población sobre las dificultades de las personas refugiadas cuando llegan a España y dar visibilidad a todo lo que pueden aportar», ha comentado el responsable del área de Cooperación Internacional de Cruz Roja Córdoba, José Luis Hitos.
La entidad atiende a 361 refugiados en la provincia entre las que se encuentran alojadas en centros y las que ya están en pisos de alquiler, que participan alguna de las fases de su programa de atención. En este trabajo, Cruz Roja ha detectado varios retos para la población que pasan por su interés en colaborar en la integración de los inmigrantes y refugiados que llegan.
«Necesitamos voluntarios para que, entre otros cometidos, apoyen el aprendizaje de la lengua castellana o en las tareas administrativas que tienen que realizar al llegar a España. También s encuentran con gran dificultad en la búsqueda de piso, por lo que pedimos que se olviden de los prejuicios», ha apuntado Hitos.
A los cordobeses que pasan por las carpas que ha montado Cruz Roja les llama la atención las actividades que realizan pero lo que más les impacta es conocer de la mano de sus protagonistas, las historias de cada huida y la experiencia de adentrarse a través de realidad virtual en un campo de refugiados. «Me habían contado todo esto pero ahora que lo veo siento una gran pena e impotencia», cuenta Ana Isabel, una alumna de primaria del colegio de Las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.
Su compañera Estela opina igual. «Ves que todo está destrozado y te lo cuenta un niño pequeño que no tiene nada...». De esta experiencia y del resto de talleres estas alumnas sacan en conclusión que hay muchas formas de ayudarles pero que «lo importantes es que todos pongamos nuestro granito de arena».