«En el programa de protección internacional nuestro trabajo es dotar a los inmigrantes de herramientas, no darles una solución fácil y rápida»

Desde Accem detallan que están llegando muchas solicitudes de Nicaragua, Honduras y el Salvador, y por supuesto de Venezuela, que sigue copando la demanda

Los solicitantes de asilo en España se han multiplicado en los últimos años y el sistema de acogida a los refugiados se encuentra al límite de su capacidad. Miles de personas siguen llegando sin recursos ni familia, huyendo del temor de perder sus vidas por conflictos bélicos, agresiones, o discriminación de diversa índole. Muchos de estos llegan hasta Córdoba donde entidades como Accem, Cruz Roja y Córdoba Acoge les reciben para ayudarles a empezar de cero.

Si la huida es difícil, también lo es su inicio en un nuevo mundo. «La integración no es sólo una tarea de las entidades sociales, también lo es de las administraciones en primer lugar y por supuesto de los ciudadanos», expresa la técnica del área sociolaboral de Protección Internacional de Accem en Córdoba, Sonia Vergara. El verano es un momento en que la llegada de inmigrantes se incrementa y en la oficina de esta entidad no paran de entrar y salir.

El área en el que trabaja Vergara, de formación y empleo, es una de las más delicadas para lograr la inserción de las personas que llegan por los prejuicios que existen pero sin embargo arroja datos positivos. «Es un éxito para nosotros no solo que consigan un puesto de trabajo en una empresa, sino también que aprendan a hacer su currículum y a buscar ofertas de empleo. Nuestro trabajo en todo el programa es dotarles de herramientas para que sepan moverse a nivel local, no darles una solución fácil».

El apoyo para la inserción sociolaboral es solo una de las áreas sobre las que se trabaja en el programa de Protección Internacional y Asilo, financiado por la Dirección General de Migraciones del Ministerio de Empleo y Seguridad Social y el Fondo Social Europeo. También hay un área psicológica y jurídica, «porque en todo el proceso, hasta que consiguen la protección, tienen incluso que aprender a exponer los motivos por los que han llegado aquí», apunta Vergara. Porque la protección no se concede sin motivos ni sin esfuerzo.

Para poder entrar en el itinerario que pone en marcha Accem es necesario presentar la solicitud de petición de asilo. Esto abre un expediente que será resuelto: bien de forma negativa, si no se justifica adecuadamente la petición de protección, o de forma favorable concediendo el estatuto de refugiado o la protección subsidiaria, que obliga a esa persona a volver a su país de origen una vez que las causas que le han sacado de él queden resueltas.

La resolución de expedientes, que debería durar seis meses, se está prolongando hasta dos años por la saturación del sistema. «España tiene un punto estratégico para la recepción de inmigrantes», justifica Vergara, pero se le añaden las tensiones en otros países para incrementar las migraciones. Tal es el caso de Venezuela, que se ha convertido en el mayor éxodo de la historia latinoamericana. «Están llegando muchas solicitudes de Nicaragua, Honduras y el Salvador por los graves problemas de delincuencia en estos países, una gran diferencia con respecto a las altas demandas que llegaban de Ucrania, Rusia y Eritrea cuando se abrió el programa en Córdoba, en 2016», detalla la técnica de Accem.

Para todos los solicitantes de asilo que entran en el programa de protección, hay una primera fase de acogida que dura seis meses y otra segunda en la que se espera que cuenten con mayor autonomía. «Disponemos de seis pisos con seis plazas para alojamiento de personas que lleguen sin recursos para los primeros seis meses, luego muchos encuentran viviendas para alquilar u otras soluciones», apunta Vergara. En Accem van haciendo seguimiento periódico de la situación de cada persona: orientación para la formación, apoyo para encontrar empleo, ya que a los seis meses tienen permiso de trabajo, información para resolver su situación y desenvolverse en el día a día.

Desde 2016, Accem en Córdoba ha atendido a unas 8.000 personas solicitantes de asilo. Actualmente, Vergara cuenta con un centenar de expedientes pendientes de resolución. La técnica especifica que el programa de protección internacional aporta a las personas que llegan cierta estabilidad y recursos con respecto a la situación que viven las personas que se quedan únicamente con el pasaporte. «Tienen un seguimiento e incluso una ayuda económica muy reducida y controlada para que cubran lo básico hasta que con el paso de los meses vayan ganando independencia», detalla Vergara, que concluye: «Por lo general son personas que llegan después de un proceso migratorio tan duro que al sentir seguridad en las calles y ver una mano tendida no desaprovechan ninguna oportunidad de promoción o empleo por cobrar una ayuda».

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