No quedan ni entradas VIP, que cuestan casi 200 euros. Michael Bublé ha arrasado con la taquilla a su paso por la Madrid, donde esta noche presentará «To be Loved», una buena manera de calentar motores ante la próxima cita con San Valentín. Y es que los conciertos de Bublé son sinónimo de glamour, de elegancia y romanticismo. Una noche gourmet con el puntito justo de descaro, en la que a buen seguro se podrán ver caras conocidas en el Palacio de los Deportes.
El disco que trae bajo el brazo, compuesto por una mezcla de temas propios y versiones de grandes clásicos (de artistas tan variopintos como Dean Martin, los Jackson 5 o Bee Gees), es el enésimo pelotazo discográfico del canadiense, que ya acumula tres premios Grammy y más de 30 millones de copias vendidas en todo el mundo.
Bublé nació en 1975 en Burnaby, ciudad de la costa oeste cercana a Vancouver, y fue «descubierto» por un político canadiense que le vio actuar en una fiesta privada. Le contrató para cantar en la boda de su hija, a la cual casualmente asistió un productor musical que había trabajado con Madonna, Céline Dion, Michael Jackson o Barbra Streisand. A partir de ahí comenzó su despegue.
La estela Sinatra
En 2005 se convirtió en superventas planetario con el disco «It’s Time», que vendió más de ocho millones de copias, y desde entonces se ha instalado en el trono de lo renovadores del estilo vocal «crooner». Enseguida se le empezó a llamar «el heredero de Sinatra», y aunque eso le quedaría grande a cualquiera, parece que por ahora Bublé se maneja muy bien en el papel.







