Lifting de pestañas, la alternativa a las extensiones que se ha puesto de moda

Se ha mejorado la tradicional permanente para conseguir un procedimiento que saca todo el potencial posible de tus pestañas y que dura casi dos meses

Tener unas pestañas sanas, nutridas y bonitas se ha convertido en uno de nuestros grandes objetivos dentro de nuestra rutina de belleza, a diferencia de lo que ocurría antes cuando la piel y el cabello centraban la mayoría de nuestros esfuerzos. Esto se ha traducido en la aparición de muchos sérums y productos de cosmética para cuidarlas y tratarlas, así como una especialización de los tratamientos en los propios centros de belleza. Y ahora, queremos más. ¿Qué es el lifting de pestañas?

Así, en esta obsesión por unas pestañas perfectas e impactantes, las extensiones de pestañas han ido ganando adeptas en los últimos años, pero no es ya el único tratamiento. Ahora la revolución es el lifting de pestañas (o lash lift), un tratamiento sencillo y de poco mantenimiento que hace que nuestra pestaña natural se vea más larga, nutrida y curvada. Un «tuneo a nuestra propia pestaña que le hace sacar todo su potencial -sin ningún pelo artificial- abriendo la mirada y haciendo que nos veamos mucho más guapas sin una gota de maquillaje.

¿Cómo funciona un lifting de pestañas?

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«Parece una novedad pero no es más que la tradicional permanente de pestañas, pero muy mejorada. Si la permanente enroscaba el pelo de la pestaña (haciendo que éstas parezcan más cortas, en ocasiones) el lifting estira el pelo desde la raíz y lo eleva haciendo que nuestra pestaña natural se vea más larga», cuenta Rosa Ordóñez, especialista en pestañas y diseño de cejas y creadora de la firma cordobesa Tu Cara Bonita.

«Muchas veces no somos conscientes del pelo que tenemos en las pestañas. Incluso con la máscara más buena no somos capaces de sacarle todo el partido a nuestro propio pelo. Es habitual que tras el tratamiento nuestras clientas se sorprendan de que esas pestañas sean las suyas», asegura la experta.

El tratamiento dura aproximadamente una hora, y el efecto es de casi dos meses de duración. «Consiste en curvar la pestaña natural –incluso las más cortas- desde la base mediante un proceso químico que, cuando está hecho por profesionales, no daña la pestaña natural», explica. Después se aplica un mix de vitaminas y queratina -también conocido como lash botox- que nutre la pestaña y aporta grosor al pelo, proporcionando un efecto de densidad. Finalmente se tinta la pestaña para dar profundidad, y listo.

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En cuanto al mantenimiento. «Una vez hecho el tratamiento no se puede mojar en 24 horas, ni tampoco es aconsejable frotar los ojos. Eso sí, se pueden usar máscaras de pestañas en las puntas para ocasiones más especiales o si se quiere ir más maquillada, aunque no es necesario. Luego, a la hora de desmaquillar el ojo se pueden usar los productos habituales de nuestra rutina beauty», explica Rosa Ordóñez.

«Gusta mucho porque además es un tratamiento perfecto para agendas apretadas. No necesita ni relleno ni mantenimiento, hay mujeres a las que le resulta incómodo ver caerse las pestañas de las extensiones y no poder maquillarse o ponerse sus productos habituales, o quizás no pueden permitirse acudir al centro de belleza tanto como quisieran por el motivo que sea», cuenta la experta.

«Con el lifting de pestañas tienen que pasar entre 6 y 8 semanas para que el efecto empiece a rebajarse de forma muy natural. En ese momento ya se puede volver a hacer sin ningún problema», termina.

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