Decoración con flores: qué son las flores preservadas, cuánto duran y cómo se cuidan

Las flores preservadas pueden formar parte de tu salón: en un centro de mesa, en un jarrón, en una corona en el pasillo o en la entrada de la casa o en una cesta. E, incluso, pueden estar en el exterior siempre y cuando no les dé el sol ni se mojen.

Por su alegría, por su color, por su olor, no hay nada comparable a entrar en una casa y verla llena de flores. Ni un jarrón, ni unas fotos, ni unas velas, algunos de los objetivos decorativos más típicos, ofrecen la versatilidad de las flores, sobre todo si son frescas. Hay tanta variedad de flores y plantas, por sus colores, por sus tamaños, que resulta imposible aburrirse de ellas.

Una corona de flores nos servirá tanto para decorar una mesa como para colocarla en cualquier mueble de la casa, los ramos son perfectos para los dormitorios, una taza puede hacer de jarrón en un mesa baja e incluso la cocina y una mesa de un porche se ve mucho más elegante con un jarrón cuajado de flores. Sin embargo, ni siempre tenemos el mismo tiempo para cuidarlas ni renovarlas, así que pensar en la decoración con flores es casi un sueño que no está al alcance de todos. Y por eso las flores preservadas, las favoritas de las novias para sus ramos, se han hecho muy populares. 

¿Qué son las flores preservadas?

«Son flores de verdad, las mismas flores que crecen en el campo o los viveros. Cuando llegan a su punto de máximo esplendor, se cortan y se les aplican diferentes tratamientos de secado y conservación, pero siguen siendo tan de verdad como una rosa o una hortensia de cualquier jardín», explican en Aurofloral.

Las flores preservadas se someten a un tratamiento de deshidratación y, aunque parecen frescas y conservan su aroma tan característico, no necesitan agua. Eso sí, no todas las flores son aptas para preservar y no son iguales que las flores secas porque la forma en la que se tratan es totalmente distinta.

Flores preservadas en el baño, de @kihanadecora

Más resistentes que las flores frescas, las flores preservadas tienen un color potente gracias a los pigmentos que se le añaden durante el proceso de deshidratación y que potencian su color. ¿El resultado? Unas flores bonitas que no tienen nada que envidiar a las flores frescas y con un buen olor.  El método de preservación no elimina el aroma natural de la flor, es más, lo conserva.

Cómo se cuidan las flores preservadas

Aunque a priori las flores preservadas tienen un precio superior al de las flores frescas -un ramo pequeño puede rondar los 40 euros-, a largo plazo resultan más económicas porque duran muchísimo tiempo.

Flores preservadas @giraluna.deco

– No las riegues. «El agua es el enemigo número uno de las flores preservadas. Asegúrate de que el jarrón esté bien seco y intenta que los tallos no queden muy pegados al cristal, ya que podría favorecer la formación de humedad», señalan en Aurofloral.

– Lejos del sol. Si no quieres que las flores pierdan su color, lo mejor es que las alejes del sol. Eso sí, puedes tenerlas en el exterior.

-Límpialas. El polvo es el gran enemigo de las flores preservadas porque propician que se deterioren. Si ves que se acumula el polvo en ellas, retira el polvo con un secador con aire frío y con cierta distancia para no dañarlas.

Dónde colocar las flores preservadas

Siempre y cuando cuides las flores preservadas como recomiendan los expertos, pueden durarte muchísimo tiempo e, incluso, pueden llegar a formar parte de la decoración de tu casa meses e incluso años.

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Es importante que las alejes de la luz, que no les eches agua y que, de vez en cuando, las limpies. Aunque es posible que con el paso del tiempo pierdan parte del color.

Por lo tanto, las flores preservadas pueden formar parte de tu salón: en un centro de mesa, en un jarrón, en una corona en el pasillo o en la entrada de la casa o en una cesta. E, incluso, pueden estar en el exterior siempre y cuando no les dé el sol ni se mojen.

Foto apertura: Aurofloral