Aunque antes de comenzar el partido ya se sabía que España sería primera y Serbia pasaría como cuarta sin importar el resultado, ni Orenga ni Djordjevic quisieron dejarse nada en el banquillo. Al menos, de inicio. Los dos técnicos pusieron en la pista sus mejores jugadores. La mejor forma de mantener las sensaciones pensando en los octavos de final que comenzarán el sábado en Madrid. [Así narramos el Serbia-España en directo]
El quinteto inicial de España es ya un clásico. Orenga lo ha repetido en todos los partidos y, con la clasificación ya conseguida, no quiso cambiar de costumbre. Sí varió el rendimiento en la pista, sobre todo en los primeros minutos, cuando la falta de tensión defensiva permitió demasiados lanzamientos cómodos a Serbia. La defensa, el puntal de esta selección española, fallaba casi por primera vez en todo el campeonato. No había sangría en el marcador, por Rudy y Marc encontraban también la canasta rival con cierta facilidad, por lo que el duelo comenzó a convertirse en un correcalles peligroso para Serbia, que llegó a ir mandando durante cinco minutos. Justo hasta que Pau Gasol decidió que ya era suficiente.
El pívot rompió el duelo sin grandes alardes. Casi sin querer. Ni Raduljica ni Krstic encontraban la forma de parar al español, que comandó la reacción de España. Un parcial de 20-3 que le dio la vuelta al marcador y dejó el choque visto para sentencia (30-16) cuando aún no se había llegado al final del primer cuarto.
Djordjevic, que como jugador era un genio, tiene aún muchos partidos que perder para convertirse en un gran entrenador y ayer le costó reaccionar. Cuando pidió el tiempo muerto, ya era demasiado tarde. Ardían las muñecas de los españoles y cada balón que salía de ellas acababa atravesando la red. Rudy, Marc, Navarro, Llull... hasta Calderón sumó una alegría desde el perímetro, dando un pasito más en su recuperación del acierto exterior.
Relax tras el descanso
Un «alley oop» fabricado entre Ricky y Rudy Fernández terminó de socavar la resistencia de Serbia, que por entonces, segundos antes del descanso, perdía por 52-35. El paso por los vestuarios relajó los ánimos en la pista. Resuelto el duelo, hubo fumata blanca entre los dos equipos. Las defensas se relajaron y los puntos comenzaron a fluir en ambos lados de la pista. Por primera vez en el campeonato, a España parecía no preocuparle el marcador y el público se unió a esa tendencia.
Comenzó a interesar más lo que pasaba fuera de la cancha y por ahí comenzó a sonar con fuerza el nombre de Felipe Reyes. Coreado con insistencia por la grada, el madridista se reía en el banquillo a la espera de su oportunidad. No está siendo un torneo sencillo para él, acostumbrado a cumplir un papel mucho más importante en la selección. Al final, Orenga le regaló unos minutos en los que Felipe enseñó que sigue siendo una pieza válida para la rotación.
En los últimos minutos el caos reinó en la selección con un Chacho Rodríguez sin confianza que no termina de encontrar su lugar. Tarea pendiente para Orenga de cara a los octavos de final.
El descontrol se vio incrementado en los últimos instantes del encuentro por varias técnicas consecutivas, con incluso los técnicos de ambos equipos de por medio.