Serbia ha logrado la primera gran sorpresa del campeonato, apeando a Grecia, uno de los favoritos para las medallas, en un partido que siempre tuvieron bajo control y que definitivamente rompieron tras el descanso. Teodosic y Bogdanovic le dieron el pase a la selección dirigida por Djordjevic, que ahora se medirá al campeón del duelo entre Brasil y Argentina.
Llegaba invicta Grecia, como uno de los equipos más sólidos del campeonato, ante una Serbia irregular que sólo había podido ganar en la primera fase a Irán y Egipto. El duelo, desigual por los números, no lo era tanto en la cancha teniendo en cuenta el talento que Djordjevic tenía guardado en su equipo, capaz de explotar en cualquier momento.
Lo hicieron hoy, justo cuando más falta hacía, en un duelo que dominaron de principio a fin y que tuvo tras el descanso el momento clave del partido. En la primera mitad, Calathes, Zisis y Printezis mantuvieron a Grecia en el marcador. Siempre a tirones, sin sensación de equipo.
Se veía venir el desastre, pero no supo pararlo a tiempo Katsikaris. Superados en la pintura por un gran Raduljica –acompañado de Krstic y Kalinic en esa tarea–, los griegos tampoco encontraron su sitio en el perímetro. Un atasco monumental que abrió una brecha insalvable en el marcador mediado el último cuarto (80-60). Desastre confirmado para un equipo heleno que vuelve a fracasar en una gran competición, mientras que Serbia, que llegaba de tapado a los cruces, sigue soñando con hacer algo grande.