La Caja Rural de Córdoba celebró ayer su asamblea general anual para aprobar las cuentas de 2009 con el proyecto del sistema institucional de protección (SIP) —proceso conocido como «fusión fría»— con una veintena de cooperativas de crédito de todo el país llegando a sus últimas fases. El presidente de la entidad cordobesa, Manuel Enríquez, abogó por que el SIP «se consolide» este año, de modo que de que antes de concluya 2010 «debería estar ya constituido».
El mandatario informó de que a finales de julio estará listo el documento de integración de todas estas entidades, que se enviará al Banco de España para su aprobación. Tras este trámite, el último paso para que este proyecto sea una realidad es que el Tribunal de Defensa de la Competencia también dé su visto bueno.
Enríquez indicó que esta «fusión fría», que se llevará a cabo sin ningún tipo de ayuda pública y en la que se lleva trabajando desde hace un año y medio, «tiene el objetivo de fortalecer a todas las entidades» que forman parte de este proceso.
Treinta entidades más
Este SIP no es el único que se está gestando en el sector de las cajas rurales. Otra treintena de entidades, entre las que se encuentran el resto de cooperativas de crédito de la provincia, tienen el proceso de unión más avanzado, puesto que ya han entregado el documento de integración.
No obstante, Enríquez confió en que finalmente se lleve a cabo una única «fusión fría» dentro de este sector, que aglutina a un total de 73 cajas rurales de toda España. El SIP permite a cada una de las entidades el mantenimiento de la autonomía de gestión de sus órganos de gobierno y no obliga a reducir las plantillas.
El directivo financiero calificó de «francamente positivos» los resultados cosechados en 2009. El beneficio neto se situó en los 4,77 millones de euros, frente a los 6,01 registrados un año antes, lo que supone una disminución del 20,6 por ciento. «Esta caída ha sido consecuencia de la
crisis bestial que padecemos», subrayó.
El índice de morosidad se incrementó del 1,6 al 2,83 por ciento debido a que la mala coyuntura económica provoca que haya más impagos en los préstamos. No obstante, esta tasa se encuentra muy por debajo de la media del sector de cajas rurales (3,77 por ciento) y del conjunto del entramado financiero (5,05).
En vistas al presente año, Enríquez es pesimista. «Lo lógico es pensar que la morosidad aumentará durante este año, pero lucharemos para que sea en la menor medida posible», aseveró. El presidente de Caja Rural negó que la intervención de Cajasur por el Banco de España les haya beneficiado en forma de una mayor afluencia de clientes.



