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Discurso del conde de Vallellano en el año 1957
El 18 de julio de 1955, hoy hace cincuenta y cinco años, se inauguraban en Córdoba los jardines del Conde de Vallellano, entonces los más grandes de la ciudad, escoltando, a derecha e izquierda, una nueva avenida con el mismo nombre. También en ese 1955 se puso en marcha Villa Azul, la estación de tratamiento de aguas potables. Ambos hechos, y otros que veremos más adelante, están vinculados a la figura de Fernando Suárez de Tangil y Angulo, conde de Vallellano.
Había nacido en Madrid en 1886 y entró en política, en la corriente maurista del Partido Conservador, tras el asesinato de Eduardo Dato en 1921. Fue alcalde de la capital del Reino entre 1924 y 1927, realizando el segundo tramo de la Gran Vía. En la República preparó diversos pactos entre monárquicos alfonsinos y tradicionalistas y, amigo de Alfonso XIII, redactó su manifiesto de 23 de enero de 1932. Ocupó la vicepresidencia del partido monárquico Renovación Española, fundado entre él y Goicoechea, siendo elegido diputado en 1933. Tras el asesinato de Calvo Sotelo, fue el portavoz en las Cortes que protestó por el crimen y anunció la retirada de su partido del hemiciclo.
Durante la guerra dirigió la Cruz Roja en el bando nacional. En el régimen de Franco fue procurado en Cortes desde 1949, ministro de Obras Públicas entre el 28 de julio de 1951 y el 25 de febrero de 1957 y desde 1958, presidente del Consejo de Estado, puesto que desempeñaba a su fallecimiento, ocurrido en Madrid en 1964. Estuvo casado con Concepción Guzmán O’Farrell.
Su hija Guadalupe contrajo matrimonio en 1943 con un cordobés, Antonio Cruz Conde, por entonces dedicado al negocio bodeguero familiar y muy lejos de entrar en política, a pesar de que en la historia de su familia se contaban varios alcaldes. Sin embargo, en noviembre de 1951 Cruz Conde tomaba posesión de la Alcaldía cordobesa, apenas unos meses después de que su suegro fuese nombrado ministro.
Sin duda el conde de Vallellano le abrió puertas del poder central a Antonio Cruz Conde y Córdoba se benefició de ello. Pero sería un error basar exclusivamente en esto la explicación del éxito de la gestión del alcalde, pues muchos de sus campos de actuación estaban fuera de la influencia de su suegro y en más de una ocasión esta relación provocó fuertes envidias y reticencias.
En sus memorias Cruz Conde señala la importancia de la ayuda del conde de Vallellano, pero dejando claro que no había recibido ningún trato especial de favor, poniendo como ejemplo el vital asunto del abastecimiento de aguas a Córdoba, donde el Ministerio de Obras Públicas había aportado el cien por cien al abastecimiento de Sevilla y el setenta y cinco por ciento al de Jaén.
Fue la solución al sempiterno problema de abastecimiento de aguas uno de los grandes éxitos del alcalde y el ministro, produciéndose el recrecimiento de la presa del Guadalmellato y comenzando a funcionar la estación depuradora de Villa Azul. Así mismo, en 1953, Vallellano inauguró el segundo puente sobre el Guadalquivir, tras el construido por los romanos. Con la realización del Puente de San Rafael, la ciudad se abrió por el lado oeste de su casco histórico a grandes avenidas, Corregidor y Conde de Vallellano, ésta, aún hoy, la más ancha de Córdoba.
El concepto de gran avenida, hasta entonces desconocido, fue acompañado de la creación de amplios espacios verdes, también innovadores. Los jardines de Vallellano albergan diversas especies arbóreas y arbustivas: adelfa, árbol de Júpiter, casuarina, cedro, ciruelo de Japón, espina de Jerusalén, eucalipto, fresno, magnolio, mimosa, palma excelsa, paraíso, sicomoro, washingtonia y yuca. Junto a ellas, se integraron bien conservadas dos cisternas de época romana y restos de conducciones de agua y un pozo. En 1969 se les dotó de un gran estanque y la reciente remodelación les ha añadido zonas de juegos infantiles.