Cuando Rafael Muñoz batió el récord del mundo en Málaga de los 50 mariposa, dijo eso de que «aún me falta algo». Concretamente, hablaba de un título en una gran competición. Y para eso el cordobés ha llegado a Budapest, donde hoy comienza su participación en el Campeonato de Europa.
No se puede decir que haya sido un camino de rosas el que le ha conducido a la capital de los magiares. Más bien, todo lo contrario. De hecho, hasta el pasado miércoles no se supo si podía figurar en la lista de salida para competir en las preliminares de la prueba en la que parte como gran favorito. Primero, porque él tiene el récord del mundo de los 50 mariposa; y, después, porque ningún nadador en la tierra ha sido capaz de cubrir en menos tiempo esa distancia en todo 2010. Muñoz, exactamente, lo hizo con un 23.45 en su piscina talismán de Málaga.
Incluso, si nos ponemos a hablar de talismanes, la capital húngara puede servirle para la empresa que acomete desde hoy. Sólo hay que repasar la biografía de Rafael Muñoz y ver que hace un lustro se proclamó campeón de Europa júnior en esta distancia. Es decir, que al cordobés se le presenta una oportunidad inmejorable de reencontrarse con su historia.
Evidentemente, el problema es que Rafael Muñoz no compite solo y hay un grupo de rivales que no ha estado muy lejos de su gran marca. Incluso, estos parten con la ventaja de que no se han visto obligados a nadar contra la corriente de la incertidumbre que acompañó a Muñoz por el desliz de los formularios del sistema ADAMS. Sin embargo, no es menos cierto que el recordman mundial tiene la ayuda de un físico portentoso al que intentará sacar todo su jugo.
Hablando de rivales, el más peligroso sobre el papel es el ruso Korotyshkyn, quien acredita un fantástico 23.50. Además, este nadador se ha convertido en la sensación del año al rubricar un escandaloso 51.94 en los 100 mariposa.
