Hasta hubo aplausos fuera del hemiciclo. Nuevos aires han entrado en el Parlamento vasco, donde socialistas y populares parecían estar ayer de fiesta, mientras que los nacionalistas fruncían el ceño
Sonrisas y lágrimas en Vitoria
El cambio llegó ayer al Parlamento vasco antes de que se votara la investidura de Patxi López. Nuevos rostros y nuevo ambiente en los pasillos de la Cámara de Vitoria, donde José Blanco y Mariano Rajoy no llegaron a saludarse, aunque coincidieron en mostrar su satisfacción por el relevo histórico en la presidencia del Gobierno vasco. Era el día de socialistas y populares, aunque Juan José Ibarretxe quiso retener protagonismo al anunciar su retirada de la política.
La discreta Begoña Gil, esposa de Patxi López, lucía sonrisa de anfitriona y comentaba a ABC que no tenía nervios de última hora, porque tanto su marido como ella estaban preparados para afrontar el nuevo reto, que calificó de ilusionante. El «número dos» del Grupo Socialista en el Congreso y víctima del terrorismo, Eduardo Madina, comandaba a un grupo de políticos jóvenes, todos ellos sin corbata, que salieron a fumar y charlar fuera del Parlamento. Madina conversó amistosamente con la líder de Aralar, Aintzane Ezenarro.
Hubo en el Parlamento otras víctimas del terrorismo, como el periodista Gorka Landáburu, que podría ocupar un alto cargo en EITB y que hablaba animadamente con el ministro José Blanco y el presidente del Senado, Javier Rojo, pero no representantes de las asociaciones de víctimas.
El «popular» Carmelo Barrio que, como otros compañeros de su partido, no podía ocultar su satisfacción por haber contribuido al cambio político en el País Vasco, conversaba con simpatía con el ex consejero de Justicia Joseba Azkárraga y con el presidente del PNV, Íñigo Urkullu.
Desde el pasado del socialismo vasco, José María Benegas comentaba a este periódico que se alegraba de que Patxi López llegara a Ajuria Ena, un proyecto por el que «tantos socialistas hemos luchado durante tantos años». La secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín, se acercó a saludar a José María Benegas, y no al contrario.
Críticas con matices
La sesión en el Parlamento vasco transcurrió con fluidez y sin sobresaltos, con la popular Arantza Quiroga actuando con naturalidad como presidenta de la Cámara. La única sorpresa fue el anuncio de Ibarretxe, antes de la votación de su candidatura. Fue criticado por José Blanco, aunque con todos los matices necesarios para no chocar con la mano que Patxi López tendió de nuevo ayer al PNV.
Tras la votación que selló la alternancia en el poder después de treinta años de liderazgo nacionalista en el País Vasco, hubo euforia en las filas socialistas y hasta en las populares, además de entre el público. En general, hubo no sólo más público, sino también más bullicio y más animación que en cualquier otra sesión del Parlamento vasco.

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