Tras la pérdida de Ajuria Enea y la retirada de Juan José Ibarretxe, el aparato del PNV recupera las riendas del partido. Serán el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, y su mano derecha, el máximo dirigente de Vizcaya, Andoni Ortúzar, quienes más peso tengan a la hora de decidir la estrategia a seguir en la oposición. Aunque Urkullu dijo ayer que los planes del hasta hoy lendakari en funciones y su proyecto de consulta a la sociedad vasca «no fueron tan solo planteamientos de Ibarretxe» y que el partido «continuará con el camino hecho hasta ahora, porque no tiene por qué ser diferente», quienes ahora están al frente del PNV no han defendido nunca con entusiasmo los planes de Ibarretxe e incluso le obligaron a acatar la sentencia del Tribunal Constitucional contraria a la consulta.
El liderazgo político que mantenía Ibarretxe en el PNV no va a pasar al portavoz parlamentario, Joseba Egíbar, quien perdió en su momento las elecciones internas. Sin lendakari en Ajuria Enea, el PNV va a intentar seguir ejerciendo el poder político en la Comunidad autónoma desde Sabin Etxea, la sede del partido. La situación no va a ser nueva, ya que hasta hace sólo unos años era la dirección del PNV -y no sus cargos públicos- la que tenía el mando. Josu Jon Imaz intentó recuperar el liderazgo del partido frente a Ibarretxe, pero no lo consiguió porque el hasta hoy lendakari tenía a una parte importante de las bases peneuvistas a su favor. Fue Imaz quien tuvo que dejar la presidencia del EBB. Ahora en el PNV hay quien insinúa que debería volver.

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