Para el madridismo Raúl sigue siendo Raúl. El actual icono. El estandarte de la pelea, el coraje y el profesionalismo. Madridista de los pies a la cabeza. Un «cid» acorralado por el paso del tiempo. Su DNI desvela 32 años y quince temporadas en el club blanco. Un tramo inhóspito, plagado de diferentes sabores y aderezado con la pelea continúa por sobrevivir a los proyectos faraónicos plagados de grandes estrellas extranjeras.

El Real Madrid jugará en el Camp Nou (Domingo, 19:00 horas). Y no estará Raúl en el once inicial, salvo que se den una concatenación de acontecimientos. Hoy ocupa un papel secundario en el equipo. Así lo entiende Manuel Pellegrini. Después de años de batalla permanente por demostrar su validez, parece que ha llegado el momento de dejar el paso a otros jugadores. A Cristiano Ronaldo, a Higuaín o a Benzema.

La cita sideral prescinde de inicio de un emblema. El «7» siempre tenía marcado en rojo en el calendario la fecha de Barcelona. Siempre se fajó en un territorio hostil para el conjunto blanco desde que debutase de la mano de Jorge Valdano en la temporada 94-95. Entonces fue suplente y disfrutó con 17 años de 24 minutos muy jugosos. No pudo impedir el triunfo del Barcelona por un tanto a cero.

Sólo dos triunfos

En el resto de visitas ha sido titular. Trece oportunidades para calibrar las fuerzas de los dos equipos más poderosos de la Liga española. Lo cierto es que él y su equipo no han gozado de mucho éxito en este tramo. Sólo ha podido saborear el triunfo en dos ocasiones -temporadas 03-04 y 07-08-, se conformó con el empate en cuatro y se fue de vacío en ocho.

Al capitán se le han dado bastante bien los enfrentamientos con el Barça en las diferentes competiciones -Supercopa, Liga de Campeones o Liga-, pero siempre en el Santiago Bernabéu. Ha logrado nada menos que quince goles en sus enfrentamientos con el eterno rival. En Liga, en el Camp Nou, Raúl sólo ha logrado marcar en una ocasión. Fue en la campaña 99-00, con Díaz Vega de colegiado. Hace diez años. Lo hizo por partida doble para empatar el encuentro. Una cita que pasó la historia para madridistas y «culés» porque el «7» se atrevió con un gesto provocador. Dedo índice extendido sobre los labios, mandó callar a la grada.

Butifarras y puñetazosUn detalle que dio la vuelta al mundo. Una foto para la historia. Un arrebato de orgullo blanco. Una afrenta que venía de lejos. Una respuesta a las «butifarras» de Giovanni y al desplante de Luis Enrique en el Santiago Bernabéu. Un puente aéreo permanente que registraría más episodios desagradables. Ahí está el recibimiento a Figo, superando el nivel de decibelios, con la famosa careta de cochinillo; el mecherazo a Roberto Carlos; el puñetazo de un seguidor madridista a Pepe Reina... Raúl podría escribir un libro de vivencias. Entre bambalinas y en el césped. De momento su rol es secundario, pero está con la escopeta cargada por si el entrenador necesita de sus servicios. Mucho más si se juega en el Camp Nou.

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