Nunca un año dio tanto de sí en una caja de ahorros que, curiosamente, mantuvo durante casi 30 años al mismo presidente. La inestabilidad ha sido una constante en los últimos años de vida de Cajasur. Desde 2005 se ha cobrado tres presidentes y seis directores generales. Aun así, podría considerarse un experimento en comparación con lo que la entidad ha vivido desde julio de 2009: una fallida fusión, una intervención y una subasta.
El 19 de julio de 2009, ABC destapa en exclusiva las claves de la negociación que Unicaja y Cajasur mantienen para cerrar una fusión a ojos de la Junta y el Banco de España, tras descartar meses atrás a Caja Murcia como compañero de viaje.
La nueva criatura financiera se llamaba Unicajasur y su canastilla venía con una cosede de negocio y Obra Social en Córdoba, una vicepresidencia ejecutiva para la Iglesia amén de una fundación bien dotada y la promesa de ajustar la plantilla sin medidas traumáticas en Córdoba.
Comenzaron los primeros tiras y aflojas, pero el 27 de julio de 2009, el acta bautismal en forma de protocolo de fusión tomaba carta de naturaleza en Cajasur. Días más tarde lo haría en Unicaja, que por si acaso, ya tenía muy avanzada la absorción de Caja Jaén, lo que aseguraba, no por casualidad, la continuidad de Braulio Medel cumplidos ya por ley sus mandatos.
Todas las expectativas apuntaban a otoño. El encaje legal de Unicajasur y sus pactos forzaba una reforma de la Ley de Cajas de Andalucía. Era la oportunidad de unos para perpetuarse (Medel) y la de otros para no perder su singularidad. El PSOE dejó descontentos a todos: reducía los mandatos al presidente de Unicaja y dilapidaba el salvoconducto de la Iglesia.
Con el traje legal, a la criatura financiera había que plantearle su sostén, su viabilidad. Así llegó el Plan de Negocio de Boston Consulting que abrió la caja de los truenos y provocó el amago de abandono del presidente de Cajasur Santiago Gómez Sierra a primeros de diciembre. Ese plan rompía lo pactado: 1.224 despidos, de los que 988 eran para Córdoba.
El citado informe se aprueba con fórceps como ruta económica. Queda la negociación laboral para el final feliz. Ésta arrancó en enero con pulso bajo y contactos infructuosos que se dilataban. Entre tanto, la salud de Cajasur agonizaba. Cerraba 2009 con pérdidas por 596 millones y avanzaba 116 millones más en el primer trimestre. En febrero, el Banco de España da un ultimátum: o se cierra la fusión con Unicaja (plan de retorno) o la Caja será intervenida antes de junio. Directivos de la malagueña empiezan a llevar las riendas de Cajasur.
El mal manejo de los tiempos en la negociación a tantas bandas acorrala ca la fusión en mayo en una olla a presión. El ajuste laboral se encona. Los sindicatos se dividen. El feelingentre Gómez Sierra y Medel, no existe. La Junta de Andalucía se pone nerviosa ante un posible fracaso. El 21 de mayo se rompe el acuerdo cuando las salidas de trabajadores estaban en menos de 600. Nadie se fía de nadie. La Iglesia detecta que lo escrito no se cumple. A Medel no terminan de salirle los números. La intervención se produce por el voto del Cabildo, los impositores y los trabajadores.
El resto de la historia ya se sabe. La subasta trae, de sol a sol de verano, a una nueva criatura: «BBKajasur».




