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Que Rosa Benito iba a ganar «Supervivientes» estaba escrito, como cantaba Monna Bell. Sí fue una sorpresa que Sonia Monroy quedara cuarta en su enfrentamiento directo con Rosi. Y que luego se cayera al suelo (en «El programa del verano» tuvieron la ocurrencia de darle la Beca Consuelo Alcalá). Mientras, Tatiana, la multioperada, daba saltos de alegría. Si en lugar de «Supervivientes» es «Más que baile», Rosa Benito habría vencido a lo Belén Esteban (porque sí) mientras que Monroy lo habría hecho a lo Edurne. Por bailar /sobrevivir /pescar /ganar pruebas /superar nominaciones/echar raíces. El caso es que ganó quien ganó. Y en el momento en que el nombre fue anunciado se alcanzó un 70 por ciento de cuota de pantalla (la gala tuvo un 38,8 por ciento y 4.473.000 espectadores).
Al concurso se fue la peluquera de Rocío Jurado y volvió Rosa Benito. «Ya no soy de cristal, ahora soy de roca», repetía. Durante el concurso tuvo una conversión en la Nora de «Casa de muñecas».
Así, semanas después llegó al plató y replicó a su marido: «Calladito, tú. Si no, salte pa fuera». Como «Supervivientes» es una especie de Buchinger donde, además, te pagan por ir, Benito apareció hecha una rosa. Y pasada por el tinte, como Sonia (la operación de urgencia se hizo en el hotel madrileño donde llevaban desde el martes). Volvió como la Tara Wells de «Retorno a Edén», dispuesta a comerse el mundo (y un bocadillo de atún) después de haber pasado tanta hambre.
En el momento en el que se anunció la ganadora, el programa alcanzó un 70% de cuota de pantalla
En la isla, Rosa Benito soltó que Sonia Monroy era una zorra. Luego aclaró que era en el buen sentido, en el de lista. En el buen sentido lo digo: Rosa Benito, Venenito, ha sido la más avispada de «Supervivientes». La más lista, la que se ha adaptado mejor al medio. Y el medio es la televisión. En el programa había gente, como Jeyko, que quería trabajar en televisión. Rosa Benito, que ya trabaja (y saca a su familia adelante), quiere quedarse. Y aunque no haya llevado nunca el collar de líder domina las técnicas de supervivencia. Para ello, lo mismo aprovecha su amistad con el cursi de Montalvo que abraza el feminismo del siglo XIX. Ha funcionado. Son 200.000 euros más extras. La siguiente edición será «La isla de la fantasía». Va Chiqui.