Los partidos comenzaron a medianoche oficialmente la campaña electoral. La diferencia con los actos anteriores, con la precampaña, es sutil pero importante. Ahora sí los políticos pueden pedir el voto a los ciudadanos. Y lo hicieron. [Así te hemos contado, minuto a minuto, el comienzo de la campaña]
El candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy, arrancó la campaña en Casteldefells (Barcelona), municipio con alcalde popular, símbolo del avance del PP en comunidades hasta ahora vetadas a sus intereses. Rajoy centró su discurso en la economía, su principal baza para las elecciones tras la gestión del Gobierno socialista. "Ahora volverán con el mantra de siempre, van a apelar al miedo y a la división, pero no hay que tener miedo al futuro y yo apuesto por el optimismo. Nosotros somos el revulsivo para dar la vuelta a esta situación", informa Paloma Cervilla.
Rajoy acertó de pleno en el diagnóstico que iban a realizar los socialistas. Simultáneamente, el candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, apuntaba al miedo en su discurso de inauguración de campaña, en Alcalá de Henares. Rubalcaba acusó al PP de obviar el discurso de los derechos sociales, ya que, según él, Rajoy intenta que hacer de ésta "una campaña válium", en la que no se hable de los servicios públicos ni de los derechos y las libertades. "Porque cuando no hablan es que quieren cortar".
Uno de los grandes temores de los socialistas, sin embargo, es la pérdida de votantes de izquierda desencantados con la política económica del Gobierno de Zapatero. Elena Valenciano, número dos por las listas de Madrid al Congreso, incidió en que el PSOE no ha cambiado, en contra de la opinión de que han traicinado los valores socialistas en la gestión de la crisis durante el último año y medio: "Que somos los mismos, que somos los de siempre, que somos nosotros y que sabemos que lo están pasando mal y que jamás lo olvidamos".
Izquierda Unida intenta sacar ventaja en esa pérdida de votos. En su mitin de inicio de campaña, en Madrid, Cayo Lara, afirmó pidió directamente el apoyo de la izquierda "defraudada". "Rubalcaba nos deja con cinco millones de parados. Os llamo a la rebeldía". La líder de UPyD, Rosa Díez, también trató de terciar entre los dos grandes partidos. Díez directamente apeló al voto para "romper con el bipartidismo".
El cabeza de lista de CiU al Congreso, Duran i Lleida se presentó como el único dique de contención posible ante un Gobierno del PP. Y apeló a los votantes del PSC (un "voto perdido" porque no servirá para frenar a un PP) y a "catalanistas combativos" de ERC. El PNV se mostró preocupado por los votos que perderá en favor de Amaiur, la marca de la izquierda abertzale. El presidente de la formación nacionalista, Iñigo Urkullu contrapuso su "modelo" frente al de la izquierda abertzale "monotemática" que tiene un programa que "cabe en una sola línea".






